No es el petróleo, tampoco las misses. El reportaje publicado por la revista Newsweek titulado La fuga de cerebros bolivariana revela la preocupación de los venezolanos por el éxodo que se está produciendo en un país que no estaba acostumbrado a emigrar sino a recibir a quienes llegaban de otros países en búsqueda de un mejor futuro, pero también asoma la inquietud que existe en la región pues “en el nombre del poder, la justicia y la abundancia para los excluidos, los líderes de la ‘alternativa bolivariana’ (denominada ahora alianza) en Bolivia, Ecuador, Nicaragua están reescribiendo sus constituciones, intimidando a los medios de comunicación y fomentando conflictos de clase y étnicos que ocasionalmente terminan en odio y violencia”.
El reportaje nos indica que Venezuela ha pasado de ser un país exportador de varios renglones, pero importador de talento, a nación importadora de absolutamente todo, menos de cerebros que ahora exportamos. La traducción al español es de Félix Tapia de cuyo blog toma el artículo a continuación.
Publicado el 08-07-2009
La fuga de cerebros bolivarianos
Newsweek
1 de julio de 2009
Por Mac Margolis
Hugo Chávez y sus aliados están apretando las tuercas, forzando a la élite intelectual a salir en bandadas.
Por apenas un momento, en los comienzos de su presidencia, Hugo Chávez parecía casi un predicador. “Pidamos a Dios ayuda para aceptar nuestras diferencias y unirnos en un diálogo”, imploró a sus compatriotas en conflicto en un discurso famoso en 2002. En su lugar lo qué los venezolanos consiguieron fue la venganza. El gobierno está tomando posesión de las propiedades privadas de compañías y granjas. Los sindicatos han sido destruidos. Los opositores políticos son constantemente acosados o bien son procesados por las cortes chavistas. Y ahora después de una década de la supuesta revolución bolivariana, decenas de miles de profesionales venezolanos se han desilusionados. Artistas, abogados, médicos, gerentes e ingenieros están saliendo del país en bandadas, mientras que aquellos en el exterior están desechando planes de regreso. Los más ricos entre ellos están comprando propiedades horizontales en Miami y en Ciudad de Panamá. Los gerentes petroleros están trabajando en torres de perforación en el Mar del Norte y tamizando arenas de alquitrán en Canadá occidental. Aquellos con descendencia europea han solicitado pasaportes de sus tierras nativas. Las becas académicas son botes de salvavidas. Millones de venezolanos se han mudado al exterior en la década desde que Chávez tomó el poder.
Este éxodo está separando a las familias e interrumpiendo carreras profesionales, pero también está saboteando el futuro del país. Mientras que muchas naciones del mundo en desarrollo están tratando de atraer a sus expatriados para inyectar y catapultar sus economías en recuperación y unirse a sus democracias en efervescencia, el sangramiento de la capacidad intelectual venezolana está destruyendo las universidades y las mesas de discusión estratégicas ‘thinktanks’, descapacitando industrias y acelerando el desorden económico que amenaza destruir uno de los países más ricos del hemisferio. Olvídense de los minerales, el petróleo y el gas natural, la mayor exportación de la revolución bolivariana es el talento.
La diáspora bolivariana es un cambio total a una escala masiva. La mayor parte del siglo pasado, Venezuela fue un asilo para inmigrantes que huían de la represión y de la intolerancia del Viejo Mundo. Los refugiados del totalitarismo y la intolerancia religiosa de España, Italia, Alemania y Europa Oriental se reunieron en este país ubicado entre el Caribe y la cordillera andina, y ayudaron a fraguar una de las sociedades más vibrantes del nuevo mundo. Como muchos de los países en desarrollo, el país estuvo dividido entre los crecientes pobres y una élite enrocada. Pero en los años 70s y 80s, los venezolanos eran la envidia de Latinoamérica. Rica en petróleo, educada y con una tradición democrática sólida, los venezolanos vivieron un escalón por encima de las sociedades crónicamente inestables de la región. “Teníamos un país relativamente rico que ofreció oportunidades, sin inseguridad. Nadie pensaba irse” dice Diego Arria, antiguo embajador venezolano ante las Naciones Unidas, que vive en Nueva York. “Ahora tenemos crimen desenfrenado, un sistema político represivo que bordea el apartheid y la emigración. Venezuela ahora es un país de emigrantes”.
Es más o menos lo mismo alrededor del eje de Hugo, la constelación de 10 estados en los Andes, Centroamérica y el Caribe que han seguido los pasos de Chávez en su marcha hacia el tal llamado socialismo del siglo XXI. En el nombre del poder, la justicia y la abundancia para los excluidos, los líderes de la “alternativa bolivariana” en Bolivia, Ecuador, Nicaragua, intimidando a los medios de comunicación y fomentando conflictos de clase y étnicos que ocasionalmente terminan en odio y violencia. (El golpe militar del 28 de junio que expulsó al presidente Manuel Zelaya de Honduras, un aliado importante de Chávez, es el último ejemplo del tiro por la culata de la revolución bolivariana). Las clases medias y los jóvenes están tomando una participación más activa. Un estudio reciente del Sistema Económico Latinoamericano, un instituto de investigación económica intergubernamental, divulga que el desagüe de puestos de trabajos altamente calificados, para mayores de 25 años, de Venezuela a los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) aumentó 216% entre 1990 y 2007. Un estudio reciente de la Universidad de Vanderbilt en Nashville demostró que uno de cada tres bolivianos menores de 30 años tiene intenciones de emigrar, 12% por encima de los resultados de hace una década. Muchos profesionales establecidos ya han decidido.”Me pregunto si no soy lo suficientemente patriota”, dice Giovanna Rivero, una reconocida novelista boliviana que está yendo a trabajar como docente en la Universidad de Florida y no tiene ningún plan de regresar”. “Bolivia se está despedazando. Hay gente que se conocen de toda la vida y ya no se hablan”.
En Venezuela, Chávez ha arremetido contra cualquier persona que rechace aceptar su línea del partido. Daniel Benaim era uno de los productores independientes de televisión de Venezuela, generaba programas de entretenimiento y juegos en la hora de máxima audiencia para los canales nacionales como Canal Uno, una productora líder. “Teníamos 160 empleados y una operación de 24/7″ dice. Pero después del golpe fallido contra Chávez en 2002, el gobierno arremetió contra los medios independientes y los presupuestos de programación se acabaron. En un mes, Canal Uno bajó a cuatro empleados y se fue en bancarrota. Benaim redireccionó su negocio para servir al mercado publicitario internacional y ganó varios galardones internacionales prestigiosos, incluyendo varios Emmys latinos. Pero las oportunidades para los no chavistas en Venezuela se han extinguido. Uno a uno, presenció como sus empleados entrenados por años salían del país. “Solía pronunciar discursos candentes sobre la fuga de cerebros. Ahora tengo que morderme la lengua” dice Benaim, que también se está mudando a los EEUU”. “Teníamos las mejores cabezas en el negocio, y ahora no hay nada para ellos aquí”.
Uno de los asociados de Benaim es Gonzalo Bernal Ibarra. El también había saboreado el éxito en el mundo televisivo y hasta hace poco gerenció una red en una universidad que cubría a unos 100.000 estudiantes. Todo cambió a finales de 2007 cuando Chávez perdió un referéndum para reescribir la constitución y comenzó a atacar a sus críticos de los medios, incluyendo a Bernal. Extranjeros en chaquetas con los bolsillos llenos, código de vestimenta para la policía de inteligencia militar de Chávez, comenzó a seguirlo día y noche. Entonces el congreso fue encargado de aprobar una reforma constitucional que obligaba a las escuelas a enseñar el socialismo del siglo XXI. “No quería que mi hijo aprendiera esa porquería” dice. Incluso el hacer compras se convirtió en un suplicio con una inflación rampante y controles de precios por parte del gobierno que vaciaron los supermercados de mercancías básicas como leche, huevos y carne. Un día a finales de 2008, abrió una botella de whisky y realizó una venta de jardín de sus enceres. “Me emborraché y miré como mi vida se desvanecía” dice. Ahora vive en Washington DC con su esposa e hija de seis años, y está intentando adaptarse”. ” Vivía en el país más hermoso, más maravilloso y divertido del mundo. Ahora un tercio de mis amigos se han ido. En otros diez años, Venezuela será un país incapacitado”.
Ninguna industria ha sido más golpeada por la fuga de talento que el sector petrolero. Hace una década, Petróleos de Venezuela (PDVSA) era considerada una de las cinco compañías de energía más importante del mundo. Todo cambió con Chávez, quien nombró a un catedrático marxista, sin ninguna experiencia en la industria, para dirigir a la compañía. Inmediatamente, todo el personal gerencial de PDVSA se fue en huelga y paralizó al país. Chávez respondió despidiendo a 22.000 personas prácticamente en cuestión de horas, incluyendo los expertos petroleros principales. Unos 4.000 miembros de la élite de PDVSA se encuentran trabajando fuera del país. “La compañía es un caos” según Gustavo Coronel, antiguo miembro de la directiva de PDVSA, quien ahora trabaja en Washington D.C. como consultor petrolero. Hasta 2003, los investigadores del Instituto de Tecnología Venezolana para el Petróleo, Intevep, filial de PDVSA, generaban 20 a 30 patentes al año. El año pasado no produjo ninguna, a pesar que su personal se ha duplicado. PDVSA producía 3.2 millones de barriles de petróleo crudo al día cuando Chávez tomó control. Ahora bombea 2.4 millones, según estimaciones independientes.
La caída se ha expandido en toda la sociedad venezolana, aumentada por la agudización de la crisis, la corrupción y la censura. En mayo, bajo el pretexto de que los científicos procuraban proyectos de investigación “oscuros” como “conocer si hay vida en Venus”, Chávez comenzó a reducir radicalmente los presupuestos en los centros de ciencia de las universidades, donde se realiza la más importante investigación en salud pública. En su lugar, Chávez invirtió millones de petrodólares en misiones científicas oficiales, donde el control del dinero es realizado por los aliados de Chávez. Ahora los más respetados institutos de investigación del país se están deteriorando. A principios de este año, Jaime Requena del Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), un biólogo entrenado en la Universidad de Cambridge, fue obligado a jubilarse, sin derecho a su pensión, después de publicar un artículo donde demostraba que “la producción científica en Venezuela estaba en su nivel más bajo en 30 años” El número de artículos publicados por venezolanos en revistas científicas internacionales bajó de 958 a 831, una caída del 15% en solo los últimos tres años. A los 62 años de edad, con una madre anciana, Requena tiene pocas opciones. “No es fácil conseguir otro trabajo a mi edad. Saldría de Venezuela si pudiese. Mis amigos y colegas lo han hecho”.
Un estimado de 9.000 científicos venezolanos está viviendo actualmente en los EEUU, comparado con 6.000 trabajando en Venezuela. Una de las víctimas es un científico de las ciencias de la vida con reconocimiento internacional, quien dejó su trabajo como jefe de un importante laboratorio de investigación en Caracas para intentar su suerte en los EEUU en 2002, pero siempre mantiene esperanzas de regresar. “Envié al gobierno un número de ofertas y nunca me respondieron, dice, solicitando no ser nombrado por miedo a represalias en contra de su familia en Venezuela. “Ahora todo gira alrededor de la política. Si usted no está con Chávez nunca conseguirá financiamiento a sus proyectos. Será perseguido. Es una guerra a la meritocracia.”La ciencia médica venezolana, dice, está andando a tientas en la oscuridad. “El último informe epidemiológico de Venezuela publicado fue en 2005,” dice, “Ni siquiera sabemos qué enfermedades tenemos o si están aumentando o disminuyendo. Éste es el modelo cubano, de mantener a la gente en la oscuridad”.
La disgregación bolivariana parece empeorar. A pesar de que la información de los censos es incompleta, los analistas latinoamericanos dicen que la emigración de Venezuela, Bolivia y Ecuador ha creado enclaves importantes en los EEUU, España, Colombia y Centroamérica. La ciudad de Panamá reluce con nuevos edificios construidos por los expatriados venezolanos adinerados, que llegan a unos 15.000, los cuales eran unos pocos miles al principio de la década. Son tantos los venezolanos que viven en Weston, un suburbio del Fort Lauderdale, que los locales la llaman Westonzuela. Hay pocas familias de la clase media en Venezuela que no tengan un familiar en el exterior, dice a Fernando Rodríguez, un columnista del diario anti Chávez Tal Cual. De hecho, más personas de los países bolivarianos estarían emigrando de no ser por la recesión económica global y la creciente hostilidad en contra de los extranjeros, los emigrantes venezolanos no califican como refugiados políticos y no disfrutan de ninguna ventaja especial en la competencia feroz por las 400.000 visas de trabajo H1B emitidas por los EEUU para emigrantes altamente calificados; tres cuartos de estas visas van a emigrantes de la India, quienes tienen la ventaja de hablar inglés. “Una razón por la que no estamos viendo más desmovilización de estos países es que mucha gente no tiene ningún lugar a donde ir, dice Alejandro Portes, sociólogo que estudia la migración global en la Universidad de Princeton.
Latinoamérica ha visto esto antes. La clase media cubana entera huyó virtualmente a los EEUU después de la revolución de Fidel Castro, transformando Miami en un polo de negocio para Latinoamérica, mientras La Habana enmohecía. La guerra fría, la estanflación, las crisis continuas de la deuda y el desempleo masivo condujeron la fuga de cerebros en los años 80s, la década pérdida de Latinoamérica, especialmente en Chile, Colombia, Argentina, Perú y toda Centroamérica. Al inicio de los 2000s, algunos países convulsionados por dictaduras e insurrección de guerrillas, como Chile y Perú, habían logrado revertir el curso socio-económico, generando sociedades prósperas y seguras. Pero otros países han luchado para atraer a sus expatriados a casa. En los 80s y 90s, Colombia era sinónimo de cocaína, violencia y guerrillas, lo cual condujo a unos cuatro millones de colombianos a abandonar sus hogares. Al ser blanco de secuestradores y de sicarios políticos, miles de profesionales de la clase media salieron del país. En el 2002, el Presidente Álvaro Uribe declaró la guerra al narcotráfico y al crimen, y ahora ciudades consideradas “forajidas” como Cali, Medellín y Bogotá son más seguras que nunca y se han convertido en modelos para el resto de Latinoamérica. Todavía la fuga de cerebros no se ha revertido. “[Los emigrantes] encontraron su sueño americano o todavía no está convencidos de que es seguro regresar” dice Jorge Rojas, de Codhes, un estratega colombiano que ubica y ayuda refugiados de su país.
Para las naciones de la revolución bolivariana, esto significa que les esperan días oscuros. Aún las naciones más ricas pueden apenas compensar por la pérdida de sus mejores y brillantes talentos, pero a Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua les ha costado una baja en los índices de competitividad del Foro Económico Mundial. La calificadora Fitch ratings recientemente degradaron a la deuda de los tres países al estatus de basura (junk), mientras que el Banco Mundial puso al trío de Bolivia, Ecuador y Venezuela en el cuarto inferior en relación con la facilidad para hacer negocios, junto a la mayoría del continente africano.
Aunque mucho se ha dicho de cómo los emigrantes del mundo en desarrollo pueden mitigar el subdesarrollo enviando dinero a sus países de origen, las remesas no cerrarían el ensanchado boquete de talentos que está socavando las sociedades de sus manos de obra más capaces. “Si un ventiañero ingeniero o informático sale del país, ¿A quién le importa? Pero en diez años, estaremos sintiendo la pérdida” dice Raúl Maestres, un experto en recursos humanos de Caracas, cuya hijo e hija salieron recientemente de Venezuela; él trabaja en una firma de arquitectos en los EEUU, ella estudia publicidad en Buenos Aires. “Cuando piensas en las oportunidades que hemos perdido, puedes sentarte y llorar”.
Todavía puede haber una luz tenue de recuperación. Condenados al ostracismo en su país y no bienvenidos en el exterior, las comunidades expatriadas están intentando convertir la distancia en una fuerza. Usando la web, las universidades y la comunidad de expatriados, extranjeros de países populistas, están hablando el uno al otro y construyendo lazos con disidentes alrededor del mundo. En los países de origen, los movimientos de oposición están tomando posiciones, lanzando marchas de protesta y candidatos a posiciones en las grandes ciudades de cada país: Guayaquil en Ecuador, Santa Cruz de la Sierra en Bolivia, Maracaibo en Venezuela. “Estamos juntando una red de exiliados como contrapeso al autoritarismo” dice Coronel, quien está tocando la diáspora para una reunión en Ecuador o Argentina en los próximos meses. “Lo puede llamar un polo de libertad”. Esto pudiese sonar optimista dado el dominio que Chávez y sus seguidores tienen en sus países. Pero dado los números crecientes y los cerebros brillantes de los nuevos disidentes de Latinoamérica, la unión de sus voces pudiese hacer la diferencia.
Cada 47 minutos un venezolano recibe estatus de inmigrante en los Estados Unidos
En algún lugar alejado hacia el norte, con otro idioma, otras costumbres y otro clima, miles de venezolanos están buscando otra vida.
María G., de 53 años, se lo pensó mucho antes decidirlo, hasta que en 2007 le dieron sus prestaciones sociales como maestra del municipio Sucre. Obstinada por la inseguridad y la situación política, vendió su apartamento en El Cementerio, Caracas, cambió sus bolívares por unos cuantos miles de dólares, tomó a sus dos muchachos adolescentes y se largó a Atlanta, Georgia. Le dijo a su ex esposo que volvería. Pero en Atlanta vive una hermana suya desde hace muchos años, quien ya es ciudadana norteamericana. Por ende, ésta tiene facilidad para hacer que María y sus sobrinos pronto cambien su visa temporal por la residencia permanente.
11 mil 154 venezolanos la obtuvieron en el año 2009, según las más recientes cifras del Servicio de Inmigración y Ciudadanía, del Departamento de Homeland Security de los Estados Unidos de América (EUA). Esto implica que, en promedio, cada 47 minutos un venezolano recibe estatus de residente permanente legal en el país del norte. En estos tiempos se están yendo a EUA tres veces más venezolanos de los que solían hacerlo en el último lustro de los años ´90. La inseguridad personal, razones económicas y la vorágine política que arropa al país desde hace más de una década son las causas de esta emigración hacia Norteamérica. La opción del llamado sueño americano se ha asentado entre ciudadanos de clase media y alta en la última década, y ellos van detrás de una cosa que se llamaba antes green card.
Y se están yendo familias enteras.
Esto lo confirman las cifras oficiales 2008 del servicio de Inmigración que reporta que la quinta parte de los venezolanos admitidos legalmente es menor de 18 años.
Fuente: Servicio de Inmigración y Ciudadanía.
Y casi todos estos son los hijos del 61% de venezolanos que declaró estar casado.
-En 2003, a los 11 años, mi hijo llegó conmigo y mi esposa, y enseguida lo inscribimos en un colegio público donde aprendió a hablar inglés.-afirma Luis Neira, ingeniero de 58 años, quien habló desde Phoenix, Arizona.
“Luisito habla ahora en inglés sin acento latinoamericano, y trabaja en un Mac Donald”, cuenta Neira, quien se fue del país por incidentes políticos en Caracas, mientras trabajaba recogiendo firmas para el referéndum revocatorio.
Cuenta que lo amenazaban por teléfono y una vez intentaron secuestrar a su hijo. Lo que decidió su salida fue un incidente en la autopista Guarenas, donde lo pararon unos tipos con armas largas, y hubo de escapar.
Se fueron pensando que sólo sería por unos meses “mientras se realizaba el referéndum revocatorio”, pero la aventura ya va para siete largos años. La familia Neira abandonó Venezuela con 8 mil dólares, y eligió Phoenix porque allá vive una cuñada.
-¿Volver, papá?, -le dijo su hijo recientemente- ¿qué voy a hacer yo en Venezuela?, ¿qué futuro tengo?, mira al primo, tiene 27 años, está casado y todavía vive con la mamá. No tengo nada que hacer allá.
Igual ocurre con las adolescentes de Delia R, publicista de 50 años, quien vive desde hace 6 años en Atlanta, Georgia.
-Nosotros nos vinimos porque mi esposo estaba muy estresado con la situación política que se vivía en el año 2003. Estabas en la calle y de repente te encontrabas con unas barricadas y detenían tu carro, como parte de la agitación política. Su esposo trabajaba en una importante empresa y ella daba clases en un colegio en Caracas. “Nos vinimos con una visa de trabajo de mi esposo a través de una empresa de mi cuñado, aquí en Atlanta”, explica Delia, quien confiesa que su esposo no tiene intención alguna de volver. Pero ellos, a pesar de haber comprado casa a los seis meses, en un condominio de Atlanta, no sienten que han disfrutado plenamente del sueño americano.
-Vivimos endeudados y vueltos un lío, dice.
Pero Humberto González, un abogado tachirense de 44 años, se siente más realizado con su vida en Portland, Oregón, ubicado al noroeste, donde vive desde el año 2000.
-Me casé con una norteamericana, tenemos una hija de 2 años. Estoy manejando la parte administrativa de la clínica de medicina natural de mi esposa, y aunque por la crisis tuvimos que botar personal, incluyéndome a mí, ahorita estoy trabajando en un proyecto turístico: llevar a estadounidenses a Latinoamerica.
González, quien fuera diputado de AD en la legislatura de Táchira, planeó instalarse en Estados Unidos con 20 mil dólares. Después de estar en Miami, Nueva York y Los Ángeles, se decidió a estudiar inglés en un pueblo cercano a Portland.
-No vi futuro para mí ni mis hijos con las primeras medidas que tomó el gobierno de Chávez. En lo personal y profesional me sentí estancado y sin posibilidades. El esfuerzo allá…la situación polarizada y en eso no tenía posibilidades, comenta este abogado quien se fue solo para luego intentar llevar a sus hijos.
Según las estadísticas oficiales, quitando a quienes declararon que no tienen oficio fuera del hogar, la cuarta parte de las admisiones de residencia permanente para venezolanos en 2008 fueron para profesionales o gerentes.
En casos como éstos se inscribe el de Ricardo Moreno, politólogo de 41 años, quien también se fue por razones políticas pero en 1991, debido principalmente “a la descomposición que empecé a ver en la sociedad venezolana después del Caracazo y luego la frustración con el sistema bipartidista que había allá AD-Copei. Y tercero por la falta de oportunidades para una persona joven como yo”.
Moreno fue a estudiar a Los Ángeles, donde se graduó de politólogo y se quedó, al ver como evolucionaron las cosas en Venezuela. Ahora tiene tres hijos, que son venezolano-americanos “porque viajan a Venezuela, comen arepa y hallaca en diciembre”.
Ingreso por aeropuertos.
Se trata de casos de venezolanos que no emigraron por los caminos verdes. Estadísticas del Servicio de Inmigración revelan que los venezolanos no aparecen con cifras importantes en entradas sin inspección o capturados por la patrulla de fronteras, cifras lideradas entre otros por mexicanos, centroamericanos, brasileños, colombianos y ecuatorianos. Venezuela no está entre los 11 principales países.
-El venezolano no quiere venirse ilegalmente, y hace todo lo posible por cumplir con la ley, asegura Rosiris Arriaga, venezolana gerente de Plan B International Realty, una empresa que se dedica desde Miami a dar asesorías a muchos nacionales que quieren intentar la aventura de la emigración a EUA.
Arriaga dice que tienen muchos clientes profesionales, gente entre 30 y 45 años, “gente de trabajo que quiere buscar una alternativa de vida a sus hijos, menores de 15 años”.
Su segundo target son los clientes de ascendencia italiana de Maracay, Valencia y Barquisimeto, “pequeños inversionistas quienes compran propiedades en Miami, mantienen su familia aquí y están yendo y viniendo”. Arriaga cuenta que su empresa explota mucho las visas por captación de talento son muy comunes en el área de los artistas y modelos, las normas de inmigración establecen una categoría especial denominada “fashion”, para modelos con prestigio nacional o internacional.
La gran mayoría de los venezolanos ingresa a los Estados Unidos chequeándose en puertos o aeropuertos. Por esto, el Servicio de Inmigración, que controla también las salidas, sabe cuando abandonan el país, y si lo hacen en el tiempo previsto. El venezolano que llega como turista con planes para quedarse a vivir, generalmente obtiene un permiso para permanecer seis meses en el país. Entonces puede conseguir un trabajo temporal y sale del territorio antes de cumplirse el lapso legal, luego vuelve a ingresar buscando suerte para que los funcionarios de inmigración de puerto o aeropuerto no detecten su juego. Aspiran generalmente a conseguir un trabajo fijo, y que la empresa los patrocine para obtener su green card. Si no lo consigue, opta por la ilegalidad hasta tener mejor suerte.
Lo cierto es que cifras oficiales revelan que 9 de cada 10 venezolanos que lograron la residencia en 2009 lo hicieron después de ingresar con otro status distinto, ya fuere por turismo, negocios o visa de trabajo, es decir no inmigrante.
Residir legalmente.
Cuando Humberto González pudo dominar su inglés en Oregón, se esmeró por buscar una oportunidad. Hizo un curso de administración de restaurantes, y conoció allí gente que lo contrató, y luego la empresa norteamericana le sirvió de patrocinante para obtener su visa de residente. 26% de las admisiones de venezolanos en 2009 fueron basadas en “preferencias por empleo”. Pero ésa no es la fórmula más fácil de ser admitido, con frecuencia, el Servicio de Inmigración pone peros cuando interpreta que el trabajo que realiza el potencial inmigrante puede ser realizado por un nacional.
El paso previo para la residencia por esta vía es lograr una visa de trabajo. Rosiris Arriaga confiesa que eso “es lo más común: se arma una corporación y se aplica por ese tipo de visa”. Esa fue la que obtuvo el esposo de Delia R, y con la que pudo llevarse legalmente a toda su familia.
Pero hay otra vía más fácil.
49% de los venezolanos admitidos en 2009 fueron patrocinados por “pariente inmediato de ciudadano norteamericano”. Esta es la forma más popular de lograr la carta de residencia: casándose con ciudadano o ciudadana norteamericana. Resulta absolutamente normal que un norteamericano (a) se case con una extranjera (o). Y por eso, algunos foráneos han encontrado en esta fórmula su medio de legalizarse en la tierra de Mickey Mouse. Otros son en fraude a la ley, hay casamientos fingidos por los cuales el norteamericano (a) cobra hasta $ 5 mil. Incluso se realizan actos de matrimonio. Con fiesta y todo para obtener fotografías que sirvan como prueba ante un eventual juicio. Se sabe, por un reporte de prensa hace algunos años, de una mujer en Nueva York quien fue sentenciada a seis meses de cárcel por habérsele demostrado que se casó 4 veces para engañar a las autoridades migratorias.
Los nacionalizados.
Pero la mayoría de las uniones binacionales son ciertas, es decir matrimonios legales y legítimos, como el de la venezolana Edibel Deibert, antes Edilbert Amundaray Orellana, de Napa, California.
Edibel Deibert es su nuevo nombre de casada con el norteamericano Kenneth Deibert. Tiene 41 años de edad, vive en Napa, una zona de viñedos de California. Es graduada en Caracas en administración de empresas y era tesorera de una importante entidad bancaria cuando en 1997 conoció en Napa a quien es hoy su esposo. Empezó una repentina historia de amor que terminó en matrimonio. Regresó entonces a Venezuela para poner todo en orden y volvió a California para casarse. Es ciudadana de Estados Unidos desde el año 2004 y reconoce con cierto orgullo que ya votó en las elecciones presidenciales norteamericanas de 2008.
Un total de 6 mil 557 venezolanos por nacimiento adoptaron la ciudadanía norteamericana en el año 2008, otros 4 mil 735 lo hicieron en 2009.
Al igual que el pelotero Omar Vizquel o el cantante José Luis Rodríguez, el venezolano común que emigra tiende a optar por este beneficio que le permite llevarse a otros familiares a EUA y obtener mejor estatus ciudadano.
Las mujeres venezolanas se nacionalizan en EUA más que los hombres en una proporción de 61% frente a 39% de los masculinos, según los datos oficiales de los últimos dos años. Siendo, el matrimonio, la principal fórmula para ser admitida como residente, las cifras sugieren otro punto más que habla a favor de lo atractivo que resultan las mujeres venezolanas.
Carmen Heber (44) es natural de Caracas y está viviendo en Dallas, Texas, desde 1998. Conoció a Scott Heber, su compañero de trabajo en la empresa Movilnet (Caracas), y es otro de los casos en el que el verdadero amor produjo la emigración y abordaje de una nueva vida. Carmen confiesa que se casaron en Caracas donde también tuvieron a su primera hija, y después decidieron ir a Texas, donde reside 10% de los venezolanos admitidos en EUA durante el año pasado. Ella confiesa que le fue muy fácil lograr la visa por su estatus marital, ya es ciudadana norteamericana.
-Siempre es muy difícil dejar lo tuyo atrás y comenzar en un ambiente totalmente extraño. La sociedad norteamericana es muy diferente a la latina y aunque yo hablaba un poco de inglés me sentía muy perdida, especialmente los primeros años. Ahora, gracias a mis hijas, a mi capacidad de adaptación y a la horrible situación de mi bello país Venezuela, me siento muy agradecida y bendecida de poder estar aquí, dice Carmen, quien duda que volvería a vivir en Venezuela.
Sin embargo, al igual que los hijos de Ricardo Moreno, las de ella “han sido criadas aquí, les encanta una arepa, un pabellón, deliran por las playas de Margarita…”
Para obtener la naturalización hay que pasar al menos 5 años de residente permanente. La tendencia es a que ascienda la cifra de nuevos venezolanos naturalizados en EUA, tal como está ascendiendo la cantidad de nuevos nacionales que obtienen la residencia legal, como paso previo.
La mayor cantidad de venezolanos inmigrantes está en el estado de Florida, exactamente el 57%, y en ese estado los venezolanos se concentran fundamentalmente en el sector de Miami-Fort Lauderdale-Pompano Beach, donde están 4 mil 955 de los 11 mil 154 admitidos en 2009.
Daniel Ruiz, zuliano de 65 años, y su esposa son dos de ellos. Allá vive su hija y sus tres nietos norteamericanos. El es comerciante en el ramo de la computación, y debido a sus negocios y problemas de salud le ha tocado pasar poco tiempo en Miami, está allá y luego se viene a Caracas, desde que obtuvo su visa en 2005, ha tenido problemas con el servicio de inmigración, que se lo reclamó una vez al ingresar:
-Usted sólo ha pasado 10 meses en este territorio desde que obtuvo la visa de residente permanente. ¿Sabe cuántas personas andan detrás del green card y usted la desperdicia?, le incriminó un funcionario en el aeropuerto.
Estos son avatares que viven venezolanos emigrantes. Y hay uno muy curioso: tanto Edilbert, en Napa, María P en Atlanta, y Humberto en Portland, admiten que tuvieron que realizar trabajos en EUA para los cuales nunca en su vida se habían preparado. Edilbert trabajó en una panadería haciendo galletas, lo cual compaginaba con el trabajo de niñera. Ella manifiesta que ama Venezuela y viene cada tres años a ver familiares y amigos y a visitar las playas. María P cuida a personas mayores y le va bien en eso. Humberto trabajó con restaurantes. Viaja siempre a votar desde Portland hasta el consulado venezolano en San Francisco y tiene su radio Chévereradiotv.com por donde difunde a todo el mundo música venezolana a través de Internet, manteniendo su vinculación con el país.
Venezuela sigue formando parte de sus vidas, de esa manera han asumido la alegría triste de emigrar. Las cifras de asilados venezolanos en los Estados Unidos han subido vertiginosamente desde el año 2003, cuando se produjo una intensa agitación política en el país. El concepto que aplica Estados Unidos es el beneficio para “personas que estén incapacitadas o no deseen retornar a su país debido a alguna persecución o bien fundados temores de persecución a causa de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un grupo social o político”, la quinta parte de todos los venezolanos admitidos en 2009 como residentes en EUA fue de asilados o refugiados llegando casi 7 mil asilados venezolanos desde el año 2003.
La periodista Milagros Durán es desde 2007, una de ellos. La Fiscalía venezolana la relacionó con los hechos de la salida del aire de Venezolana de Televisión el 12 de abril de 2002, era jefe de prensa de la gobernación de Miranda. A pesar de su amplia trayectoria en los medios de comunicación en Venezuela, decidió salir del país en diciembre de 2006, junto a su familia, esposo e hijo. Relató en Miami ante funcionarios de inmigración las frecuentes visitas de funcionarios policiales a su residencia y otros eventos, “Durante el tiempo del juicio, llegué a sentirme extranjera en mi propio país y es un sentimiento negativo, por un lado, pero tiene un lado positivo, y es que te obliga a buscar nuevos horizontes, entonces comprendí que era hora de emigrar”, confiesa Durán.
Contó lo duró que fue arrancarle a su adolescente hijo, su grupo de amistades en Caracas, y habló de los problemas iniciales en EUA, cuando la familia tuvo que vivir de sus ahorros, porque aún no les permitían trabajar. Un juez de inmigración le aceptó sus alegatos y le concedió el asilo, y al año el Gobierno le otorgó la residencia permanente, estuvo un tiempo en Miami, pero no le gustó el clima tan politizado sobre temas de Cuba y Venezuela que se respira allá, a través de los medios de comunicación.
La familia se mudó a Houston, Texas, donde reconstruyen su vida, su esposo trabaja como ingeniero y ella en un periódico hispano, “Aquí sólo muy eventualmente se habla de Venezuela”, comenta.
Cabe anotar que durante el primer año de mandato de Barack Obama, la cantidad de asilados venezolanos en EUA se redujo de 1.057 en 2008 a sólo 583 en 2009.
Fuente: Servicio de Inmigración y Ciudadanía de EUA
Está también el caso del coronel (r) Gustavo Díaz Vivas (53) quien se presentó en 2005 en Miami a pedir asilo. Díaz había aparecido en TV como especie de escolta, detrás de quien había asumido la presidencia el 12 de abril de 2002, Pedro Carmona Estanga, luego participó en los eventos militares ocurridos en la Plaza Altamira, y en el año 2005 su carro estacionado explotó y por eso decidió salir del país inmediatamente.
Díaz señala que su proceso fue rápido: “Hice la solicitud de asilo el 20 de julio de ese año, mí entrevista fue el 12 de agosto y ya el 6 de octubre tenía el asilo”, explicó.
Al igual que este coronel, el ingeniero Luis Neira, está recibiendo mensualmente el seguro de paro por desempleo, financiado por el gobierno de EUA.
Neira aún no recibe su asilo. Señala que se fue en 2003 e introdujo la solicitud. A los meses le llegó el permiso para trabajar y así empezó a estabilizarse económicamente, pero Inmigración pareció olvidarse de su caso porque en 5 años no le han respondido. Entonces alguien le recomendó que como vivía en Arizona, le escribiera su caso a John Mc Cain (candidato presidencial 2008), quien es el senador del estado, y así lo hizo con el siguiente efecto: a los 15 días Inmigración le respondió, pero negándole el asilo; le alegaron que no entregó suficientes pruebas de su militancia política y su abogado apeló, ahora con documentos que ha suministrado del partido Copei, y espera ganar, mientras tanto sigue cobrando su seguro de paro.
Datos sobre emigración
*470 venezolanos quedaron preseleccionados en la lotería oficial de 2009 para obtener la visa de residencia permanente. Venezuela fue el segundo país latinoamericano, después de Cuba (555). En 2009, 227 venezolanos recibieron finalmente su visa ganada en esa lotería.
*303 venezolanos fueron aprehendidos y calificados como deportables en el año 2008.
*Ese mismo año fueron removidos 89 nacionales, 26 de ellos por causas criminales.
*524 mil 246 venezolanos por nacionalidad se admitieron como “no inmigrantes” en territorio norteamericano durante 2009. Esto equivale a un mil 436 diarios, quienes ingresan por turismo o negocio, entre otras razones.
*Los asilados optan por el beneficio estando dentro de EUA. Los refugiados optan estando fuera del territorio. Las cifras de refugiados venezolanos no aparecen en la página WEB del Homeland Security, pero contando ambos llegaron a 2 mil 152 en 2009.
EL TALENTO: Principal producto de exportación de Venezuela
CAMBRIDGE, Massachusetts, EE.UU. — El ingeniero venezolano Rafael Reif fue elegido hoy como nuevo director del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, en inglés) por su trayectoria y su papel en la reestructuración financiera del prestigioso centro de investigación.
Reif, nacido en Maracaibo (Venezuela) hace 61 años, asumirá como el decimoséptimo presidente del MIT en una ceremonia el próximo 2 de julio en sustitución de Susan Hockfield, que ocupaba el puesto desde 2004 y quien se mostró encantada de que un “verdadero y fiable socio” del MIT desempeñe el cargo.
El fenómeno Fuga de Talento representa la salida permanente de mano de obra calificada mayoritariamente desde los países en vías de desarrollo hacia los países desarrollados de forma masiva (Ghosh, 2001).
Este fenómeno ha recibido una considerable atención en la literatura sobre el desarrollo económico de los países sub desarrollado, tomando cada día mayor relevancia considerando el hecho de que mientras la exportación de productos y servicios está determinada por el precio, la exportación de talento humano no implica ninguna retribución de vuelta para el país propietario del mismo.
EL FENÓMENO: La fuga de talento cuesta entre 4.000 y 5.000 millones de dólares a los países en vías de desarrollo.
La salida de este grupo estratégico (mano de obra calificada) crea una serie de desajustes estructurales y produce inmensas externalidades negativas retardando el proceso de desarrollo económico de los países que pierden estos talentos. Esto es evidenciado claramente cuando analizamos por ejemplo que la capacidad tecnológica de un país depende de las máquinas y de las personas, pero fundamentalmente de las personas. “El capital humano representa la tecnología actual y la futura” (Ghosh, 2001, p. 42).
Analizando este fenómeno desde el punto de vista de un producto a exportar, decimos que la mano de obra calificada puede ser “comprada como un material crudo”, transformada en un producto terminado y vendido a otros países a un exorbitante precio directo e indirecto. Los países en vías de desarrollo más modernos proveen ambas cosas: materiales crudos y de una vez el mercado para los productos comprados por los países desarrollados a un precio de O, porque los países de origen no reciben pago por este producto de exportación. Este efecto está haciendo a los países pobres más pobres y a los ricos más ricos (Ghosh, 2001).
La pérdida sostenida ocasionada por la fuga de talento es inmensa para los países en vías de desarrollo. Países como: Brasil, India, Chile, Irán, Israel, Colombia, Pakistán, Korea del Sur, Taiwán y Turquía proveen alrededor de dos tercios de los profesionales que viven en Estados Unidos. (Ghosh, 2001).
Veamos un ejemplo, si la educación per cápita de un país cuesta 20.000 dólares (como ha sido evaluado en diversos estudios), los países en vías de desarrollo están contribuyendo con Estados Unidos ha recibir alrededor de 45 millones de dólares cada año sin recibir ningún tipo de compensación por ello (Ghosh, 2001).
La fuga de talento les está costando a los países en vías de desarrollo entre 4,000 y 5.000 millones de dólares y a su vez este monto está siendo ganado directamente por los países que reciben a los talentos (Ghosh, 2001).
EL CASO DE VENEZUELA: 60% de los profesionales altamente calificados considera ejercer sus competencias en otros países.
Como ya muchos sabemos, en Venezuela se está viviendo un grave fenómeno de fuga de talento capacitado, que incluso comienza en las universidades. Las condiciones políticas, económicas y sociales del entorno agravan el problema. No existen cifras oficiales que contabilicen el fenómeno de fuga de talentos que ha afectado la economía venezolana durante las últimas dos décadas. En el mundo de las percepciones, algunos analistas estiman que más de 60% de los profesionales altamente calificados considera ejercer sus competencias en otros países, debido a que estima que las condiciones que ofrece el mercado nacional no son suficientes para garantizar un desarrollo personal y profesional cónsono con normales expectativas de crecimiento individual
Otras estadísticas más actuales indican:
Según el blog Venezuela Real:
- 8.000 investigadores venezolanos están trabajando en Estados Unidos.
- Más de 2.000 profesionales se han ido de Venezuela en los últimos años.
-Técnicos petroleros venezolanos están dispersos en 32 países fundamentalmente en: Estados Unidos, Canadá, México, Francia y Brasil.
Según el diario El País de Uruguay (edición 26/07/2009).
- Se estima que 1 millón de venezolanos se mudaron al exterior en la última década.
- Un estudio difundido por el Sistema Económico Latinoamericano indica que el flujo hacia el exterior de trabajadores altamente especializados, con edades de 25 y más años, de Venezuela a los países de la Organización de Cooperación Económica y Desarrollo (OCDE) creció 216% entre 1990 y 2007.
- 15.000 emigrantes han partido a Panamá.
CONSECUENCIA: Disminución alarmante de la competitividad de las empresas y del país en general.
Las consecuencias de este fenómeno en nuestro país son claras:
- Se está exportando un producto que es fundamental para el desarrollo y futuro de Venezuela: EL TALENTO, desechando así esfuerzos anteriores de progreso y bienestar.
- El éxodo separa a las familias e interrumpe carreras profesionales.
- La fuga de talento afecta a universidades y centros dedicados al estudio y análisis económico, político y social.
- Disminuye la competitividad de las empresas y del país en general.
- Acelera el desorden económico en uno de los países más ricos del hemisferio.
UN ESTUDIO DE 2010: ¿Qué opinan los venezolanos sobre la fuga de talento en 2010?
En el año 2010 se realizó una encuesta para acercarnos a los datos actuales de este fenómeno en Venezuela. Un total de 58 encuestas fueron respondidas y el perfil de estas personas fue el siguiente: público de estatus socio-económico medio, en su mayoría profesionales, los cuales tienen características que los podrían convertir en población probable para ser fuga de talento.
Las preguntas y los resultados obtenidos de estas encuestas se detallan a continuación:
1. ¿Tienes amigos y/o familiares viviendo fuera del país?
98% respondió que SI y 2% que NO.
2. ¿Cuántos familiares y amigos recuerdas que están viviendo en el exterior?
61,82% conocen a más de 15 personas viviendo en el exterior.
3. En general, ¿Qué motivó a estas personas a salir del país?
El 96,36% eligió “situación política”.
4. ¿Qué nivel de estudios tienen tus conocidos que viven en el exterior?
82% respondió que son profesionales (TSU o carrera universitaria)
5. En general, ¿estas personas regresarían si la situación en Venezuela mejora?
83,64% eligió que “algunos” volverían al país, un 22% respondió que no volverían y un 16% respondió que efectivamente si volverían.
6. ¿Conoces actualmente a personas ya decididas a salir del país en un futuro próximo?
La mayoría indicó que SI conocen a personas ya decidas a irse y que de ellos un 98% son personas profesionales.
7. ¿Tienes planes de salir del país en un futuro próximo?
Ante esta pregunta un 33% de las personas respondieron que “están decididos y lo harán”, un 26% indicaron que “si, pero no saben cuándo”, 39% respondió que “no, pero podría ser una opción en el futuro” y finalmente el grupo que definitivamente no saldrá del país es de 1,96%
Estos resultados nos dan una idea del impacto que se está generando en Venezuela tras la situación política y social que se está viviendo, lo cual nos lleva a pensar que se podría estar generando un impacto negativo en términos demanda laboral, lo que a su vez incrementaría el costo de la oferta, descomponiendo el sistema económico por los aumentos de los niveles de las bandas salariales. Las empresas deben ofrecer buenos beneficios, oportunidades de carrera y salarios elevados para poder retener a profesionales, lo que complica aún más la situación actual de las empresas privadas en el país.
Otro punto a destacar es la pérdida de credibilidad de las empresas Venezolanas a nivel internacional, debido a que los Talentos se encuentran posicionados en el exterior y en proceso de salida, en donde se demuestra por los resultados obtenidos en la encuesta una tendencia creciente, que debería resultar preocupante para los sectores productivos del país.
Por todo lo anterior, la Fuga de Talento en Venezuela está determinada por decisiones que, en su mayoría no dependen de la situación económica del país, sino de las herramientas que el país facilita para la gestión de una buena calidad de vida, como lo son: estabilidad laboral, oportunidades de desarrollo, seguridad, acceso a la educación, entre otros.
Los que se fueron
Luis Vicente León en su último artículo publicado, invitó a lectores a qué compartieran sus experiencias respecto a la emigración. Recibió más de 500 historias y decidió clasificarlas de acuerdo a quienes decidieron quedarse (18%), los que anhelan irse (26%) y los que se fueron (56%). Es obvio que estos porcentajes no son proyectables a la población, sino al universo de lectores que aceptó la invitación a escribirle. Iniciaremos con las razones de quienes emigraron a continuación:
“Hay diferentes argumentos para irse: razones de índole política y social, aunque estas últimas tienen mucho mayor número de menciones y ramificaciones que la primera.
Aquellos que emigraron "por Chávez", lo hicieron no sólo por estar en contra de la ideología que él profesa, sino porque auguraban un futuro incierto para ellos y su familia, especialmente en el ámbito económico, dentro de un ambiente carente de institucionalidad y con amenazas de llevarlos directo al comunismo. Sin embargo, esta justificación es eclipsada, en número, por un problema que indica la gran mayoría: la descomposición social.
Los elevados índices de violencia y criminalidad, así como la impunidad con los que son tratados estos casos por el Estado, son los argumentos más frecuentes. Mientras unos agradecen no formar parte de las estadísticas (y para evitarlo se fueron) otros comparten narraciones desgarradoras de cómo fueron víctimas de secuestros, robos, hurtos y demás vejaciones. El resultado fue su constante temor a salir de la casa y un estrés galopante que, en casos extremos, desemboca en paranoia y ataques de pánico.
La inseguridad tiene un efecto muy nocivo sobre el sentimiento de pertenencia con tu país. Alberto nos dice: "No puedes sentir tuyo un lugar donde te pueden matar como un perro por quitarte unos zapatos". Como menciona Cristina F., el desarraigo de esta generación tiene que ver con la inseguridad, que ha hecho que muchos jóvenes sean criados en burbujas que restringen sus vidas.
La actitud, cada vez más agresiva, irrespetuosa y "malandra" de la gente es otro aspecto mencionado constantemente. Ante esto, Nelson se pregunta: ¿Cómo puedo sentir arraigo si el comportamiento social del venezolano promedio deja mucho que desear?".
La falta de empleo constituye otra razón de peso. Emigraron sabiendo que puede resultar muy difícil (entre la adaptación cultural y el conseguir un trabajo), pero "el sacrificio vale la pena si logras una calidad de vida que tu país no ofrece" (Vivian).
Este cúmulo de factores se suma en Pablo, quien nos dice que se decepcionó de su pueblo, entrando en una espiral de desesperanza aprendida, vislumbrando un país cayéndose a pedazos y sin remedio, azotado por serios problemas sociales y políticos a los cuales la única forma que encontró para hacerle frente fue emigrar.
Es obvio que la decisión de marcharse no se toma porque "te da nota". La situación del país les ha dado razones respetables. Estados Unidos, España, Canadá, Colombia y Australia son los principales destinos de los emigrantes que respondieron, pero sabemos que también están en Panamá, Costa Rica y muchos países árabes, que se han convertido en receptores de venezolanos preparados que deciden escapar en búsqueda de una mejor vida, tranquilidad, estabilidad, paz y superación. No somos quien para cuestionarlos y les deseamos a todos el mayor éxito en su búsqueda de la felicidad”.
FUENTES:
Si quieres seguir profundizando en este tema, te invito a visitar:
- El talento es el mayor producto de exportación bolivariano / Por: María Teresa Arbeláez.
http://arbelaez.org
- Cada 47 minutos un venezolano recibe estatus de inmigrante en los Estados Unidos / Por: Carlos Subero
http://borisspasky.wordpress.com
- EL TALENTO: Principal producto de exportación de Venezuela / Por: Karina Da Silva
http://karinarrhh.blogspot.com
- Los que se fueron / Por: LUIS VICENTE LEÓN | EL UNIVERSAL
http://www.eluniversal.com
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