NOS DEJARON SIN EL SALADILLO!!!


"A las 6:38 de la tarde del día viernes 20 de marzo de 1970 llegó el vehículo presidencial y el Presidente Rafael Caldera Rodríguez bajó del automóvil frente a la Basílica, dio inicio al acto oficial del proyecto de remodelación del casco urbano de Maracaibo”.

El proyecto, según los voceros oficiales, tenía como propósito: reactivar económicamente el casco central y en general la economía zuliana, modernizar el perfil urbano y mejorar las condiciones ambientales de los habitantes del casco.

El proyecto de remodelación conllevaba a la demolición de la mayor parte del barrio El Saladillo, núcleo tradicional e histórico de la ciudad. Culminado el protocolo, los himnos y discursos de rigor, el Presidente Caldera puso en movimiento el mecanismo de demolición y éste operó en una casa situada en la esquina de las calles Andes y Pascualito.


Para convencer a las comunidades nacional, zuliana, maracaibera y saladillera, el proyecto de remodelación se presentó como la vía hacia el progreso y el modernismo, como el punto de arranque de la revitalización económica y urbana de Maracaibo. Se insistió en que no se destruirían las formas de vidas (vecinales, comunales), los valores y tradiciones del barrio. Se construiría un nuevo Saladillo respetando lo existente e incorporándolo a las nuevas estructuras de vida. Los viejos saladilleros no serían desubicados de su espacio vital; antes, por el contrario, ellos estarían conviviendo con los nuevos conjuntos habitacionales, edificios, museos, escuelas, jardines de infancia, liceos, parques, bibliotecas, anchas avenidas, fuentes colorámicas...

Se usaron los medios de comunicación social, especialmente la prensa local, como vehículos de manipulación ideológica por parte de los entes y personalidades oficiales involucrados en el proyecto de remodelación.


Pese a las promesas reiteradas una y otra vez por los organismos oficiales sobre la vialidad del proyecto de remodelación, éste no se concretó tal cual era el plan original. En 1972, el proyecto se reorienta a fin de hacer posible parte de su realización. Al final, se construyó la plaza de la Basílica, el boulevard o Paseo Ciencias, las torres petroleras y los tres feos edificios residenciales. Sin embargo, el mal estaba hecho: El barrio El Saladillo fue destruido en su mayor parte y sus habitantes, desarraigados y engañados, se dispersaron por toda la ciudad; gran parte, hacia zonas periféricas y marginales, dado el bajo pago que recibieron por sus viviendas. Manzanas enteras de casas abandonadas y en ruinas quedaron como zona muerta, reducto de parias sociales. 



La razón es de corte político. Luego de dos gobiernos consecutivos de candidatos del partido Acción Democrática (Rómulo Betancourt y Raúl Leoni), el partido COPEI accedió a la Presidencia de la República. La importancia del proyecto, uno de los más ambiciosos concebidos dentro de las obras públicas en Venezuela, conllevaría a ganar voluntades políticas para COPEI y el Presidente Caldera. Este último reconoció igualmente querer ser recordado históricamente por esta obra.



AÚN QUEDA EL RECUERDO

Aunque han pasado 41 años de la destrucción de cuatro cuadras del populoso sector -probablemente tumbaron 70 casas o más- el recuerdo sigue vivo entre quienes tuvieron que ver sus viviendas en el suelo, y las generaciones que crecieron escuchando las quejas y las protestas de los gaiteros zulianos.

Angélica Curiel cuenta que poco o nada quedó de aquellas casas altas, de mucho colorido, con grandes portalones y ventanas amplias: “A Caldera lo apodamos el asesino de El Saladillo; a él le debemos la muerte de muchas personas que por tristeza fallecieron al ver como destruían sus hogares”.


Mucho se ha escrito de la destrucción del sector, considerado por muchos como el más importante patrimonio cultural y arquitectónico del Zulia. El evento ha sido inspiración de gaiteros, poetas, escritores y hasta productores de cine; sin embargo, pocas personas comentan las oscuras y verdaderas intenciones del gobierno de la época.

“Ellos vinieron a decirnos que la destrucción de nuestras casas traería progreso a Maracaibo; decían que en el centro del Saladillo construirían un centro cultural y una carretera y que nos reubicarían en un sitio cercano, pero nada de eso sucedió. Nos engañaron, y lo que se dijo en la época, fue que el gobierno buscaba petróleo en la zona”, recordó Curiel, quien para el año 1971 contaba con 15 años de edad.


“Caldera le dio el primer ‘piquetazo’ a la casa de Julio Velazco; algunos estaban de acuerdo porque creían en las promesas de progreso, pero otros no estaban de acuerdo e impidieron que les destruyeran sus casas; de ahí solo salieron muertos”.

Curiel afirmó que el afán del gobierno copeyano por traer “progreso a Maracaibo” lo llevó a destruir el nicho de la Virgen de la Chinita (la casa donde apareció su imagen), escuelas, centros culturales; pretendían tumbar la iglesia Santa Bárbara, pero la comunidad se opuso.

PRIMER BARRIO POPULOSO

El Saladillo fue la primera barriada que rompió con el esquema tradicional traído por el imperio español, a saber: la plaza mayor, la Catedral, el Ayuntamiento (Cabildo). Cerca de la Plaza Bolívar, la Gobernación y Alcaldía se fundó el sector, con casas adaptadas, que serían un híbrido entre la arquitectura española y la antillana.


La primera mención histórica del Saladillo se hizo en 1774, cuando el obispo Mariano Martí realizó una visita pastoral al ser trasladado de la Diócesis de San Juan de Puerto Rico a la Diócesis de Caracas – Venezuela.

Su nombre se derivó de las formaciones minerales de la conocida piedra de ojo y de arcillas marinas, de un color tan claro como la sal. Antiguamente las zonas aledañas a lo que hoy es el casco central de Maracaibo y el Malecón, eran conocida como las salinetas.

CRONOLOGÍA DE UNA MUERTE

El 1 de julio de 1971 que se concretó el derrumbe de las tres primeras manzanas, bajo el puño de Caldera. Según datos históricos, el viernes 20 de marzo de 1970, a las 6:38 pm, frente a la Basílica, el expresidente Rafael Caldera inició el acto oficial del proyecto de remodelación del casco urbano de Maracaibo.


Los periódicos de la época reseñaron que el propósito era reactivar económicamente el casco central y la economía zuliana, así como modernizar el perfil urbano y mejorar las condiciones ambientales de las y los habitantes del sector.

Pero no fue sino hasta el 1 de julio de 1971 que se concretó el derrumbe de las tres primeras manzanas, bajo el puño de Caldera, acompañado por el entonces ministro de Vivienda, Alfredo Rodríguez  Amengual, asegura el cronista Guillermo Ferrer en el blog digital La Gaita del Decano.


“Recuerdo que andaban apurados; esos funcionarios llegaban a las casas y le decían a la gente, mira que para tal fecha debes desocupar”, recordó Angélica Curiel, quien a sus 57 años vive en la calle Carabobo y se encarga de administrar el restaurante Rincón del Sabor.

OSCURAS INTENCIONES

A cuatro décadas de la destrucción de tan importante elemento de la zulianidad, las y los sobrevivientes de aquellos hechos, así como las nuevas generaciones, aún no logran comprender cuáles fueron las verdaderas intenciones que motivaron la destrucción de la barriada. En 1972, en lugar del centro cultural prometido, edificaron una gran plaza, conocida como El Paseo Ciencias, que para muchos de los residentes, resultó ser “un derroche de concreto armado”.


Para Carlos Sánchez, residente en el sector San Jacinto, y sobreviviente de la destrucción de El Saladillo, un posible negocio entre el gobierno de turno y los inversionistas pudo detonar la salida de cientos de familias: “Recuerdo que decían que tenían proyectos para la construcción de varios centros comerciales y edificios modernos”.

“También se corrió el rumor de que buscaban petróleo. A los habitantes del sector y únicos perjudicados de esa demolición nunca nos dieron explicaciones coherentes; sin embargo, a mis 80 años de edad me asalta la duda: ¿Por qué terminaron con nuestros hogares para construir una plaza? Eso para mí no tiene ningún sentido”, refirió Sánchez.


Todos los documentos de la época reafirman el compromiso del Gobierno copeyano para reubicar en las adyacencias a las familias afectadas; hubo incluso un compromiso verbal de no destruir el modo de vida de la maracaibera y el maracaibero de antaño.


Esta promesa tampoco se cumplió, puesto que a las familias terminaron dándoles “tres lochas” que luego no les alcanzaron ni para la inicial de un apartamento en las Torres del Saladillo, conjunto residencial que supuestamente sería para las familias afectadas.

“Los sacaron de sus casas y les dieron una miseria; con eso no comprabas nada; al final le gente debió emigrar para las afueras de la cuidad en aquella época. Hoy esas zonas se llaman San Jacinto, urbanización La Paz y Sabaneta”, afirmó Curiel.


EL FRACASO DEL PROYECTO DE REMODELACIÓN SE DEBIÓ A TRES RAZONES:

• La falta de una planificación real y objetiva.

• Los altos costos de la zona remodelada resultante, con todos sus servicios, hacía imposible que los saladilleros pudieran ser ubicados en su entorno tradicional. Se hacía necesario acudir al mercado, a someter la zona a la puja de inversionistas. Sin embargo, esto tendría un alto costo político, al quedar al descubierto el engaño y el error del gobierno. Por lo tanto, se dio largas al asunto, tratando de mantener la imagen fraguada.

• El modelo de gobierno centralista imperante en la Venezuela del momento. Los recursos generados por las fuerzas vivas del país se destinaban a obras y proyectos decididos por las elites políticas y económicas asentadas en Caracas. Una acusación reiterada en la prensa fue la distracción o mutilación de recursos destinados al Zulia para proyectos en otros lugares o simplemente por motivos de reajustes presupuestarios.

• En definitiva, el gobierno se equivocó en su planificación y estimaciones. Sólo que este fue el más grande de los errores oficiales conocidos en la historia de la Venezuela de hoy.


1. Así como en su momento la prensa promovió el proyecto de remodelación, al quedar al descubierto el engaño y el error del gobierno, igualmente sirvió de canal de denuncia y de revelación del fraude cometido.

2. A partir de mediados de 1970, comienza un proceso de concientización sobre la pérdida histórica y arquitectónica sufrida por la ciudad y el país con la destrucción de El Saladillo. La década de 1990 significó el reconocimiento oficial del error cometido. A partir de este momento, el estado venezolano comenzaría a gastar millones en la reconstrucción y levantamiento de algunas zonas del casco central y del Saladillo. Por ejemplo, la Calle Carabobo.

3. En definitiva y como conclusión terminal, en cuanto al proyecto de remodelación del casco central y de El Saladillo, nos encontramos con el mayor acto de irresponsabilidad e improvisación gubernamental y de demagogia política conocido en la Venezuela contemporánea, y ello es mucho decir tratándose de un país que a partir de 1958 cayó en manos de embaucadores e ilusionistas de profesión.

4. A pesar de que la destrucción del casco urbano es hoy, en 2012, una tragedia del pasado, pensamos que en nuestro país siguen operando las mismas fuerzas que conllevaron a dicha destrucción, fuerzas económicas y políticas que han asumido al país en el estado colectivo de alienación, despojo y corrupción material y espiritual que caracteriza a la Venezuela de 2012. 



REALIDAD ACTUAL

El que una vez fue un sector lleno de vida, color, familiaridad y amistad, es un gran bulevar que choca de frente con la Basílica de Maracaibo.

Las casas de barro y caña que aún sobreviven a las inclemencias del tiempo son usadas –en su mayoría- por comerciantes para guardar los artículos que venden en los miles de negocios informales que pululan en el casco central de la ciudad.

En muchos de los terrenos donde antes hubo casas, hoy no queda nada. En algunos se han construido grandes centros comerciales; otros sirven como estacionamientos privados. La gran mayoría son espacios baldíos.


Una parte de lo que hoy se conoce como Paseo Ciencias y que quedó como feos restos del improvisado parque que se construyó, está cerrado con láminas de metal por orden de la gobernación del estado. Aunque los medios informativos se han acercado hasta el Centro Rafael Urdaneta (dependencia del ejecutivo regional) para conocer los planes de inversión para estas cuadras, no ha sido posible obtener información, ante la presunta ausencia de la arquitecta encargada.

El gaitero Enrique Gotera, en la magistral pieza “Añoranza”, quizá la más célebre de las gaitas contra la demolición, retrató el genocidio arquitectónico en uno de sus versos: “Nuevas gaitas cantarán nueva generación y llorando estaré yo por la remodelación”,.

VOCES DEL PUEBLO

Lilia Valles reside en las pocas casas que se respetaron en el Saladillo: “El sector era muy popular, había un parque hermoso, con muchos árboles que destruyeron”.

Abgélica Curiel: “Han pasado muchos años y sigo sintiendo el mismo, dolor, rabia y nostalgia por mi querido Saladillo”.


Y ahora hago dos preguntas...

¿ Vos creéis que hoy en día todos los zulianos recordamos con afecto y cariño al presidente Caldera con su mágico PROYECTO? hoy en día esta zona central es una anarquía de economía informal sin desarrollo alguno como se quiso, no se que decís vos?, ¿ Vos creéis que el Saladillo (si existiera) lo hubiera agarrado Manuel Rosales y en sus dos periodos de gobierno, lo hubiera recuperado, nombrado patrimonio histórico  turístico  recreacional, comercial, sitio de encuentro, parrandas gaiteras, seria fenomenal ah???

AQUÍ PODÉIS ESCUCHAR EN GAITA ZULIANA, LA DESAPARICIÓN DE LA TRADICIÓN Y COSTUMBRES DEL SALADILLO. 





Fuente:

www.correodelorinoco.gob.ve

LIBRO: "EL SALADILLO UNA TRAGEDIA DE HOY"

Actualizado: 22/12/2012

4 comentarios:

  1. Cordial saludo, le escribe Ramón Guerrero, marabino de nacimiento, muy bueno e interesante su artículo sobre El Saladillo. Ojalá reciba mi comentario y pueda ponerme en contacto con usted, me interesa lo referido a la historia de mi Maracaibo AMADA - ramonguerrero23@gmail.com, actualmente me encuentro residenciado en Bogotá y dirijo una fundación artístico cultural

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