Hice esta entrada de historia contemporánea venezolana porque desde adolescente siempre he tenido la curiosidad del porque los espacios destinados para ser aeropuerto como lo es el de Grano de Oro en Maracaibo no está en funcionamiento si no que son usados para otras funciones. Crecí en ese sector llamado Grano de Oro, cuando niño mis padres me llevaban a pasear en bicicletas y a elevar papagayos ya que era un espacio libre de peligros y era abierto, enorme, con mucho viento, donde podía sentir libertad. En mi adolescencia cuando había un mundial de futbol era el sitio predilecto de la barriada para asistir un gran grupo de jóvenes a jugar, desahogar la fiebre de las bicicletas, trotar y era sitio por donde pase mucho ya que entrenaba natación en el polideportivo que estaba al lado. Ya por último lo que realicé en esos terrenos fue aprender a manejar un carro sincrónico, tenía áreas donde había calles con esquinas, cuestas de subidas y bajadas, me sirvió mucho. Con esto del internet me dispuse a investigar del porque lo clausuraron, lo que mis abuelos me decían no era suficiente razón, solo me decían que los aviones pasaban muy cerca de la casita donde empezaban a vivir, debe ser por lo trágico que sería aquello que sucedió y no quisieron darme una explicación satisfactoria.
Hoy ya casi no parece aeropuerto, la pista principal queda pocas partes, una parte estuvo con reductores de velocidad porque lo usaban para realizar piques clandestinos de autos, ahora lo convirtieron en una avenida, el otro extremo es una avenida que comunica facultades o sedes de la Universidad del Zulia.
Esta información y los relatos que compilé de los hechos ocurridos hace casi 44 años en el Aeropuerto de Grano de Oro en Maracaibo, lo obtuve de varias fuentes en la web. Me siento satisfecho por haberlo logrado e ilustrarlo en lo que pude, porque no conseguí imágenes de aquel desastre.
Historia del Aeropuerto
Este aeropuerto fue adjudicado y construido en Marzo del año 1929 e inaugurado el 19 de diciembre de 1929, durante la gestión del entonces Gobernador del Zulia era Vicencio Pérez Soto en plena dictadura del entonces presidente de Venezuela, General Juan Vicente Gómez. Los ingenieros de la infraestructura aeroportuaria eran arquitectos muy famosos en Venezuela en el Siglo XX los cuales son: Luis Eduardo Chataing, Luis Malaussena, Alejandro Chataing y Carlos Raúl Villanueva.
El cierre del aeropuerto fue causado por el paro de pilotos y por el accidente de aviación ocurrido el 16 de marzo de 1969. Las causas del accidente fueron la escasa longitud de la pista de despegue del aeropuerto y fallos mecánicos del avión. Fue cerrado el 13 de noviembre de 1969, actualmente funciona como la sede de la Facultad Experimental de Ciencias de La Universidad del Zulia y es reemplazado por el actual Aeropuerto Internacional de La Chinita ubicado en el Sector Caujarito del municipio San Francisco del Estado Zulia, cerca de Maracaibo.
Varias estrellas del cine, la televisión, la música y el arte, pasaron por el aeropuerto. Entre ellos figuran Carlos Gardel y Mario Moreno "Cantinflas".
Las antiguas designaciones de las pistas de aterrizajes que anterior y actualmente funcionan son:
Pista 22L/04R: Facultad de Derecho, Ciencias Políticas, etc.
Pista 22R/04L: Facultad de Educación, Botánica, etc.
Pista 04L/22R: Módulos de la Facultad de Ciencias, Corredor Urdaneta.
Pista 04R/22L: Módulos de la Facultad de Ciencias, Corredor Urdaneta.
Pista 12/30: Estadios Deportivos de Fútbol "Pachencho Romero" y de Béisbol "Luis Aparicio", Parque el Sol, Urbanización Los Olivos.
Y el antiguo hangar de Grano de Oro al igual que la pista 30 del aeropuerto es administrado por FUNDALUZ. Actualmente, en el Hangar de Grano de Oro, hacen vida varias empresas que se encargan de divertir a los marabinos.
Grano de Oro tenía 4 pistas, originalmente estaba la pista 22-04 que es la más corta de las dos, también estaba la 30-12 de la cual solo queda la cabecera "30" y mayor parte quedo sepultada bajo lo que hoy es el Poli Deportivo.
Nota: Asumo que la 30-12 es parte del complejo original por sus marcas las cuales no cumplen con los estándares actuales (el 30 encerrado en un cuadro y subrayado).
Luego se añadió la 22R-04L, la más larga obviamente, la 4L fue la pista por la que despego el DC-9 de VIASA que se estrello en La Trinidad, esta pista era la única que tenía las marcas como las vemos hoy en día en la mayoría de los aeropuertos internacionales, de hecho hasta hace poco se podía ver el numero "22R". Debido a construcciones y al crecimiento comercial como se evidencia en Google Earth, esa cabecera ya quedo destruida, pero esas construcciones son relativamente recientes. Las teclas de piano y otras marcas también se veían aunque más borrosas. Actualmente aun se ve el número 22 al cual nunca se le agrego la L (left) cuando la pista paralela se construyo, sin embargo como ya dije, la paralela si se decía 22R.
La cuarta pista es una muy misteriosa ya que no quedan casi rastros de ella escondidos en la ciudad universitaria. Según hubo planos que se veía que era la más larga de todas y su orientación era cerca del norte franco, debió haber sido entre 34 y 03. La única evidencia actual de esa posible pista, es la silueta de la ciudad universitaria, la cual se estira hacia el norte (delineada por la Circunvalación numero dos y tomando APUZ como referencia) coincidiendo exactamente con el plano.
Sin embargo, esa pista nunca se culmino del todo, ya que se deberían ver rastros sólidos de ella. Además, el avión de VIASA hubiese despegado por la pista más larga, no por la 4L-22R. Sabemos que una de las causas directas del accidente fue la longitud de la pista, marginal para las condiciones de ese día.
Las siguientes son unas fotos satelitales, pocos años después del cierre de Grano de Oro. Aun estaba la rampa de rodaje en frente del terminal, no estaba el Maczul ni las instalaciones de LUZ, se podían observar nítidamente las marcas estándar de la 04L-22R y de hecho se puede observar la cabecera de "la pista misteriosa" saliendo de la intersección de la 04R y la 30, atravesando un estacionamiento al extremo sureste del Poli Deportivo.
Grano de Oro era un aeropuerto de clase mundial para su época.
Relatos del trágico accidente
Al mediodía del domingo 16 de marzo de 1969 en Maracaibo estalló un caos. Una tragedia aérea de incalculables dimensiones llenó de luto a la tierra del sol y a Venezuela. La hizo noticia en el mundo, cuando un avión DC 9 de VIASA cayó entre la urbanización La Trinidad y el barrio Ziruma.
A pocos minutos del despegue, la aeronave que cubría el vuelo 742 se precipitó a tierra. Nunca debió despegar. El avión no voló. A duras penas rebasó la cerca del aeropuerto Grano de Oro y se estrelló. La incertidumbre, el pánico, la muerte y el dolor siguieron al hecho.
Cuarenta y cuatro años se cumplirán de ese episodio, el más funesto de la aeronáutica venezolana y de la época. Se registra como la tragedia aérea número 52 de la aviación civil.
Ese siniestro paralizó a Maracaibo y, siete días después, entre las investigaciones y la recolección de restos humanos (principalmente carbonizados) era lento para los ciudadanos volver a la rutina, pues Maracaibo seguía conmocionada.
Todavía en la mente de sobrevivientes y testigos, la imagen es vivida nuevamente, como también les resulta perceptible el olor que inundó a la ciudad: una mezcla de combustible y carne quemada.
La historia, contada en las voces de algunos testigos, mantiene aún una incógnita: ¿Qué ocurrió con la aeronave y en su carrera de despegue que provocara la tragedia?
En un ejercicio de recuento basado en los testimoniales recogidos, se recuerda que el avión arribó desde Maiquetía a Maracaibo, estuvo 12 minutos, antes de retomar la ruta hacia Miami, el destino final.
Cuando arribó (con 46 pasajeros y 10 tripulantes y aterrizó en Grano de Oro) ya se avizoraba algo extraño. Algunas personas presentes en el terminal aéreo, para despedir a familiares y amigos, notaron cómo el jet DC 9 de VIASA entraba al lugar llevándose, con la cola del aparato, las ramas de unas matas de mango, sembradas en la avenida. Eso ocurrió después de sobrevolar el cementerio Corazón de Jesús.
Algo pasaba con el avión que el 10 de marzo de ese año inició vuelos con su recién obtenida permisología. La inquietud acompañó a los testigos. Algunos se acercaron al avión, ya en pista. Lo vieron surtirse de combustible para el abordaje de 27 personas más. Vieron con asombro cómo le quitaban las ramas de la cola.
No hubo explicación. Todo siguió el curso de la rutina. Reabastecimiento de combustible, abordaje, permiso y carrera de despegue.
“Yo vi cuando el avión le llegó a las matas y entonces aterrizó. Fui a revisar por mi cuenta la barriga del avión, pero no encontré nada anormal. De todas maneras, fue un aterrizaje muy raro, porque entró demasiado bajo a la pista, igual que cuando despegó de nuevo”, contó a este diario, hace 20 años, Remo Banfiglioli, jefe de mecánica del Aeroclub Maracaibo en 1969.
El recorrido por los 2.000 metros de la pista principal de Grano de Oro empezaba y con ella también arrancó una ruta hacia la fatalidad.
Una conjugación de elementos fraguaron la tragedia: versiones señalan que el avión, por efectos del equipaje, el pasaje y los 28 mil litros de combustible cargados para operar en Grano de Oro, iba con el máximo de su peso: 108.000 kilos.
Difícil resulta verificar o descartar ese dato porque quien pudiera hacerlo, el despachador de vuelo, también murió en la tragedia. Su labor ameritaba ejecutar la misma faena (despachar) en Miami para retornar nuevamente a Venezuela. Una segunda suposición dispara hacia el error humano. Hacia la tripulación que ese día fue capitaneada por Emiliano Savelli Maldonado, jefe de operaciones de AVENSA.
Existen versiones sobre el reto o, mejor dicho, la osadía asumida por Savelli Maldonado, en querer levantar vuelo en el DC 9 a sabiendas, según testimonios, que el capitán de la aeronave, Harry Gibson (y quien comandó ese jet tres días antes del accidente) se negó a tripularlo porque la longitud de la pista marabina era muy ajustada para elevar la nave.
Quienes le conocieron, entre ellos, Amelia Lara, controladora aérea, y quien ese domingo le dio el permiso para el despegue, desde la torre de control, recuerda a Savelli como “un buen profesional, excelente persona y con más de 25 años de experiencia”.
También las indagaciones viraron hacia la pista. Sus 2.000 metros, según expertos en aeronáutica, eran insuficientes para esos equipos.
“Era una pista muy corta para ese tipo de avión, que requería al menos 2.500 metros o más para despegar. A simple vista no salía y eso se dijo. Nadie hizo caso. Necesitaba para los pasajeros que llevaba, el equipaje y la carga de combustible más espacio”, dijo un piloto que laboró en Grano de Oro.
Pero, la nave siguió la carrera para el ascenso, aproximadamente, a las 12:05 de la tarde.
El personal de la torre, familiares y otras personas desde lugares aledaños al aeropuerto vieron cómo, en minutos, el accidente se convertía en una “película” en vivo que dejó, oficialmente, 155 muertos. Les presento en esta infografía el siniestro en detalle.
“La aeronave se ‘comió’ el 80% de la pista”: torrera Lara.
Desde el jet DC 9, el capitán Emiliano Savelli Maldonado solicita permiso a la torre de control para despegar. Ese día, 16 de marzo de 1969, Amelia Lara, la única mujer “torrera” en Latinoamérica y en Venezuela para esa fecha, controlaba el tráfico aéreo en Grano de Oro.
“Solo me llamó de la cabecera de la pista: ‘Amelia, autorízame el despegue’, me dijo. Le contesté: ‘Autorizado’. Entonces, hizo su carrera. Vi que pasó frente a la torre, que quedaba a mitad de la pista, vi que el avión no despegaba, sino que corrió y seguía corriendo. Se comió el 80 % de la pista. Me quedé… Fue angustiante verlo sin poder hacer nada”, evoca Lara, testigo de la tragedia. Ya yo sabía (el desenlace). Claro que él (Savelli) trató de sacarlo; pero, había un poste de electricidad, fuera de la pista, en la calle, por donde está el barrio Ziruma y la turbina izquierda la pegó contra el poste. Eso influyó en que se le reventara la turbina y él avión cayó invertido, como dicen cayó ruedas arriba”, rememora quien fuera controladora por siete años en Zulia y acumuló 32 años de servicio. Recuerda que tres días antes, ese mismo DC 9 despegó muy bajito porque la longitud de la pista, según su percepción, era corta y no llegaba a los 2.000 metros.
Contra este poste de electricidad chocó el avión DC-9 de VIASA antes de estrellarse en la urbanización La Trinidad y la barriada.
Historia narrada por Jaime Villareal quien estudiaba en la Facultad de Humanidades para el momento y residía en las adyacencias del suceso.
Aquel caluroso 15 de marzo de 1969, yo estaba con mis compañeros de habitación, en el comedor a la espera del almuerzo, cuando uno de ellos, Edgar Ramírez, estudiante de economía, sorprendido de lo que escuchaba en su pequeño radio parlante, nos informo sobre la noticia de que se había desplomado un avión entre el Barrio Ziruma y la Urbanización La Trinidad.
Momentos antes de la terrible noticia yo estaba en la residencia universitaria estudiando, para un examen de Geometría Analítica, debido a que cursaba el primer semestre de Agronomía para el entonces. Sin probar alimento alguno, los diez o doce muchachos entre los que puedo nombrar a Marvin Hernández, Juan Reazco, Pedro de León, este último de nacionalidad colombiana y claro, yo, Jaime Villareal, nos encaminamos por la avenida diez y seis “Guajira”, de donde se podía observar la columna de humo que se expedía desde Ziruma, lugar del suceso. Cuando llegamos, a la altura del cine Capitolio, los cuerpos policiales ya había acordonado el área y en el ambiente se respiraba un aroma fuerte de aceite quemado, y a una larga vista se visualizaban los árboles y “cujíes” totalmente carbonizados, todavía humeantes.
Los funcionarios trataron de desviar nuestro camino hacia cualquier otro lado que no fuera el centro del suceso, pero fuimos astutos y bordeamos el cordón colocado por los efectivos para prohibir el paso, con el fin de ver mejor y saber con más claridad las consecuencias de lo acontecido.
En nuestro camino, Juan Reazco, uno de mis compañeros de estudio, alzo su mirada y observo que un brazo guindaba de uno de los cujíes calcinados, aun humeante por el impacto, he inmediatamente informamos a uno de los bomberos que se encontraba solucionando los problemas materiales a consecuencia del desastre. Momentos después me encontré con mi amigo, Félix Gómez, Presidente del centro de estudiantes de la escuela de medicina, quien acompañado por algunos de sus compañeros, me pregunto que si deseaba contribuir como voluntario en el rescate y reconocimiento de cadáveres.
Yo, no me negué a la propuesta, y él solo nos dijo “Consigan unas batas y unos guantes para evitar infección alguna”. Como la residencia quedaba a unos minutos de donde me encontraba, decidimos intervenir en la labor de rescate de cuerpos sin protección alguna, pero minutos después nos consiguieron utensilios para evitar cualquier infección. En la labor de rescate estuvimos aproximadamente dos horas, y junto en ese momento Félix nos dijo que nos aseáramos y fuéramos a la facultad de medicina. La mayoría de los muchachos se quedaron en la residencia pero yo me dirigí a la facultad, donde realice la lista de los cadáveres que ingresaban a la morgue.
La morgue no era lo suficientemente grande, para las decenas de cuerpos calcinados que ingresaban, de hecho en la actualidad tiene las mismas dimensiones. A eso de las siete de la noche habilitaron unas cajas con cal, para almacenar las partes de los cuerpos que se encontraban esparcidos por todo el lugar. Entre los cuerpos que ingresaron a la morgue, pude identificar a los hijos, esposa y el suegro del deportista más completo de béisbol para la época, Lino Conell, quien se encontraba a las puertas del depósito de cadáveres, totalmente desconsolado. También pude divisar el cadáver de Antonio Herrera, quien era el propietario de Los Cardenales de Lara, y su hijo, estos formaron parte de los personajes importantes que se encontraban en el jet. Yo, Me estuve en ese tenebroso y frío lugar, como hasta las once de la noche realizando mi función, pero luego me retiraría exhausto y con ganas de bañarme y descansar.
Recuerdo que también se consiguió el cuerpo del profesor, Dr. Raúl Osorio, quien era profesor de la facultad de humanidades, específicamente de la escuela de educación, este se dirigía a disfrutar de un año sabático en la ciudad de Miami. Debido a su muerte, los dirigentes de la universidad anunciaron una semana sin actividades, de esta manera me recordé del examen de Geometría Analítica, que tenía pautado para el día siguiente, el cual como es obvio fue pospuesto.
Al siguiente día, me entere de la noticia por prensa, de que varios de los cadáveres encontrados, serían trasladados a Caracas, debido a la poca capacidad de la morgue de la universidad. La mayoría de estos cadáveres eran de origen norteamericano, entre los que figuran trabajadores y familiares de obreros de las empresas transnacionales petroleras para el momento.
Al pasar la hoja del matutino, quede sin aliento al enterarme de que mi camarada, Luis Ramírez, había perdido toda su familia junto en el momento que el jet modelo DC-9, planeo sobre de su casa esparciendo parte su combustible. Este combustible, era una sustancia muy gelatinosa, parecida al Nafar, que era un líquido espeso que se utilizaba en la guerra de Vietnam. Afortunadamente mi amigo Luis no perdió la vida en la tragedia, quedándole como recuerdo el haber perdido a toda su familia y una cicatriz en su rostro.
A raíz del descenso del JV-C-AVE, el gobierno nacional asigno un presupuesto extraordinario, y apuro, la construcción del aeropuerto de Caujarito, para terminarlo en menos de un año y de esta manera prevenir una futura tragedia entre los alrededores de la ciudad marabina. En el transcurrir de la semana se fue propagando la fetidez de la sangre y de los restos de cuerpos que aun permanecían entre Ziruma y La Trinidad, el olor era insoportable, se hacía casi imposible transitar por los alrededores.
Algo que nunca podré borrar de mi memoria, será ese olor a carne calcinada que se prolongó en el ambiente por varios días, y aquella canción que dice “¡Que viva Chango señores….!”, debido a ser el único tema que sonaba en una radio colombiana porque el gobierno, había decretado duelo nacional.
Tiempo después me entere que el incidente catastrófico, fue ocasionado por un error humano o falla del piloto, de hecho se rumoró que este había ingerido alcohol antes del despegue, ocasionando su equivocación al salir por otra pista, la cual no le correspondía. Bueno, eso era lo que se decía en la época y lo que leí.
Recordando aquel domingo de misas, en una tradicional tierra católica, cuando transcurrían las once y veinte de la mañana, en el Aeropuerto Internacional de Maiquetía, donde el vuelo 742 con ruta, Maiquetía – Maracaibo – Miami, enalbo vuelo con cuarenta y seis pasajeros y diez tripulantes, quienes en su mente rondaban las ideas de disfrutar el viaje hacia la ciudad estadounidense. Era un día rutinario, tanto para las aerolíneas como las personas que utilizan este medio de transporte aéreo, cuando a eso de las once y cincuenta y cinco de la mañana, el jet modelo DC-9, de la aerolínea VIASA, arribó a suelo Marabino, donde lo abordaron veinte siete almas más, también deseosas de llegar a las arenosas costas Miamenses, para un total de setenta y tres cuerpos en su estructura aerodinámica, por la cabecera de la pista sur del aeropuerto Grano de Oro de la ciudad de Maracaibo, con destino a la deseosa tierra del sol, trató de despegar el JV-C-AVE.
Sería apenas a un escaso minuto del arranque, el que bastaría para consumarse la tragedia que arrojó más de ciento cincuenta muertos, mientras que los ciudadanos de Maracaibo yacían, la mayoría, en sus hogares, degustando las recetas de un domingo familiar, los restantes laboraban por la necesidad. Las caras de los mudos y angustiados testigos, amigos y familiares de los viajeros que ocupaban el avión, que vieron como el jet no tomaba la posición de impulso vertical, característico de estos aparatos, apenas despegaron las ruedas de la pista, se pudo apreciar con gran claridad una gigantesca lengua de fuego que salía de la turbina izquierda del avión, al tiempo que rozaba un poste que estaba por los lados del cine Capitolio en el barrio Ziruma.
Con estos sucesos el aparato terminó de desplomarse, causando unos surcos de tragedia y dolor entre el Barrio de Ziruma y la urbanización La Trinidad en la ciudad de Maracaibo.
Fuentes:
- es.wikipedia.org
- Diario Panorama - Maracaibo Venezuela
- giraenlared.info
- Revista de la Universidad del Zulia 3ª época Ciencias de Agro, Ingeniería y Tecnología /// Hospital Universitario. Ícono de la modernidad maracaibera.