¿Cuál
es el mejor vividero de América Latina? Costa Rica. ¿Cuál es el peor? Cuba. Y
hay una gran distancia entre ambos países.
¿Cómo
se sabe? Lo afirma, indirectamente, el Índice de Progreso Social del 2014, una
sabia entidad sin fines de lucro ni prejuicios ideológicos, dirigida por un
puñado de profesionales de primer rango. Se puede googlear fácilmente por medio
de Internet. Vale la pena examinarlo.
Los
expertos han ponderado 56 factores importantes que miden la calidad de vida de
132 naciones. Estos elementos, a su vez, se inscriben en tres grandes
categorías: Necesidades humanas básicas, Fundamentos del bienestar y
Oportunidades.
De
acuerdo con el Índice, secamente objetivo, los cinco primeros países de América
Latina son Costa Rica, que ocupa el lugar número 25 entre las 132 naciones
escrutadas. Uruguay es el segundo y 26 del planeta. Chile aparece en el tercero
y 30 del mundo. Panamá es el cuarto y 38 de la lista. Argentina es el quinto y
su lugar es el 42.
Los
cinco últimos países de Hispanoamérica son: Bolivia el 71, Paraguay 72,
Nicaragua 74; Honduras 77; y Cuba, finalmente, el 79. La Isla queda muy mal
situada aunque no omiten los manoseados argumentos de la salud y la educación.
Forman parte de la ecuación.
Los
diez países con mejor índice de progreso social son los sospechosos habituales
de siempre y aparecen en este orden: Nueva Zelanda, Suiza, Islandia, Holanda,
Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Canadá y Australia.
Estados
Unidos comparece en el lugar número 16, Francia en el 20 y España, pese a la
crisis, en un honroso 21, algo mejor que Portugal, que se sitúa en el 22.
Obsérvese
que no se mide desarrollo económico y científico, ni se contrasta el PIB per
cápita de las naciones, sino se calcula el progreso social valorando elementos
como la nutrición, los cuidados médicos, el acceso a agua potable y
alcantarillados, vivienda, seguridad, educación, acceso a la información y a la
comunicación, sustentabilidad, cuidado del ecosistema, derechos individuales,
libertades, tolerancia, inclusión, y otros factores que explican por qué hay
países de los que emigran en masa las personas y países de los que apenas se
despiden los ciudadanos.
No
es una casualidad que en Estados Unidos, foco receptor de inmigrantes legales o
indocumentados, no existen concentraciones significativas de costarricenses,
uruguayos, chilenos o panameños, pero sí las hay de salvadoreños,
nicaragüenses, hondureños y cubanos. Huyen del desastre.
El
signo de las migraciones (que el Índice no pondera, por cierto), es, a mi
juicio, el síntoma más claro de la calidad general de vida de cualquier
sociedad. La mayor parte de la gente emigra en busca de oportunidades de
mejorar que no encuentran en su propio terruño.
Hay
tres consideraciones importantes que se desprenden del repaso del Índice de
Progreso Social. La primera, es que en América Latina las naciones que se
autodenominan “progresistas”, las del Socialismo del Siglo XXI, son, en
general, las que menos progresan. Venezuela es el país número 67 del universo
analizado, Ecuador el 50 y, como queda dicho, Nicaragua el 74, y Cuba, en la
cola, el 79. Una vergüenza.
La
segunda, es que los treinta países que mejor puntuación obtienen son
democracias liberales en las que rige la economía de mercado y se disfruta de
libertades políticas. Podrán tener una mayor presión fiscal, como sucede en
Dinamarca, o menor, como ocurre en Suiza, pero ese factor no altera el dato
esencial de que se trata de los países más habitables del planeta.
La
última observación es que esta nueva medición reitera, por otra vía, lo que
también nos dice el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, o incluso
el que mide la “percepción de corrupción” compilado por Transparencia
Internacional. Los países menos corruptos son los más prósperos y
desarrollados. La lista es aproximadamente la misma.
En
realidad: nada nuevo bajo el sol. Pero esta vez todo está organizado de una
manera más persuasiva para que lo entienda todo aquel que no esté cegado por el
dogmatismo ideológico. Googléenlo y lo comprobarán.
Fuente:
Carlos Alberto Montaner / @CarlosAMontaner
¿Cuál
es el mejor vividero de América Latina? Costa Rica. ¿Cuál es el peor? Cuba. Y
hay una gran distancia entre ambos países.
¿Cómo
se sabe? Lo afirma, indirectamente, el Índice de Progreso Social del 2014, una
sabia entidad sin fines de lucro ni prejuicios ideológicos, dirigida por un
puñado de profesionales de primer rango. Se puede googlear fácilmente por medio
de Internet. Vale la pena examinarlo.
Los
expertos han ponderado 56 factores importantes que miden la calidad de vida de
132 naciones. Estos elementos, a su vez, se inscriben en tres grandes
categorías: Necesidades humanas básicas, Fundamentos del bienestar y
Oportunidades.
De
acuerdo con el Índice, secamente objetivo, los cinco primeros países de América
Latina son Costa Rica, que ocupa el lugar número 25 entre las 132 naciones
escrutadas. Uruguay es el segundo y 26 del planeta. Chile aparece en el tercero
y 30 del mundo. Panamá es el cuarto y 38 de la lista. Argentina es el quinto y
su lugar es el 42.
Los
cinco últimos países de Hispanoamérica son: Bolivia el 71, Paraguay 72,
Nicaragua 74; Honduras 77; y Cuba, finalmente, el 79. La Isla queda muy mal
situada aunque no omiten los manoseados argumentos de la salud y la educación.
Forman parte de la ecuación.
Los
diez países con mejor índice de progreso social son los sospechosos habituales
de siempre y aparecen en este orden: Nueva Zelanda, Suiza, Islandia, Holanda,
Noruega, Suecia, Finlandia, Dinamarca, Canadá y Australia.
Estados
Unidos comparece en el lugar número 16, Francia en el 20 y España, pese a la
crisis, en un honroso 21, algo mejor que Portugal, que se sitúa en el 22.
Obsérvese
que no se mide desarrollo económico y científico, ni se contrasta el PIB per
cápita de las naciones, sino se calcula el progreso social valorando elementos
como la nutrición, los cuidados médicos, el acceso a agua potable y
alcantarillados, vivienda, seguridad, educación, acceso a la información y a la
comunicación, sustentabilidad, cuidado del ecosistema, derechos individuales,
libertades, tolerancia, inclusión, y otros factores que explican por qué hay
países de los que emigran en masa las personas y países de los que apenas se
despiden los ciudadanos.
No
es una casualidad que en Estados Unidos, foco receptor de inmigrantes legales o
indocumentados, no existen concentraciones significativas de costarricenses,
uruguayos, chilenos o panameños, pero sí las hay de salvadoreños,
nicaragüenses, hondureños y cubanos. Huyen del desastre.
El
signo de las migraciones (que el Índice no pondera, por cierto), es, a mi
juicio, el síntoma más claro de la calidad general de vida de cualquier
sociedad. La mayor parte de la gente emigra en busca de oportunidades de
mejorar que no encuentran en su propio terruño.
Hay
tres consideraciones importantes que se desprenden del repaso del Índice de
Progreso Social. La primera, es que en América Latina las naciones que se
autodenominan “progresistas”, las del Socialismo del Siglo XXI, son, en
general, las que menos progresan. Venezuela es el país número 67 del universo
analizado, Ecuador el 50 y, como queda dicho, Nicaragua el 74, y Cuba, en la
cola, el 79. Una vergüenza.
La
segunda, es que los treinta países que mejor puntuación obtienen son
democracias liberales en las que rige la economía de mercado y se disfruta de
libertades políticas. Podrán tener una mayor presión fiscal, como sucede en
Dinamarca, o menor, como ocurre en Suiza, pero ese factor no altera el dato
esencial de que se trata de los países más habitables del planeta.
La
última observación es que esta nueva medición reitera, por otra vía, lo que
también nos dice el Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, o incluso
el que mide la “percepción de corrupción” compilado por Transparencia
Internacional. Los países menos corruptos son los más prósperos y
desarrollados. La lista es aproximadamente la misma.
En
realidad: nada nuevo bajo el sol. Pero esta vez todo está organizado de una
manera más persuasiva para que lo entienda todo aquel que no esté cegado por el
dogmatismo ideológico. Googléenlo y lo comprobarán.
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