¡No a la SODA!


En los primeros 10 minutos: 10 cucharaditas de azúcar entran en tu sistema digestivo (el 100% de la cantidad diaria recomendada) lo único que impide que vomites debido a tanto edulcorante es el uso del ácido fosfórico, que disimula el sabor permitiéndote digerirlo.


A los 20 minutos: Tus niveles de azúcar se disparan, causando que aumente la insulina. Tu hígado responde transformando todo el azúcar que encuentra en grasa (y hay mucho azúcar en tu organismo en este preciso instante).

A los 40 minutos: Se completa la absorción de cafeína. Tus pupilas se dilatan, tu presión sanguínea se eleva, y como respuesta tu hígado introduce más azúcar en tu torrente sanguíneo. Los receptores de adenosina de tu cerebro se bloquean para evitar el adormecimiento.

A los 45 minutos: Tu cuerpo aumenta la producción de dopamina, estimulando los centros de placer de tu cerebro. Básicamente, así es como actúa la heroína.

A los 60 minutos:

• El ácido fosfórico bloquea el calcio, zinc y magnesio en tu intestino grueso, acelerando tu metabolismo. Además, las altas dosis de azúcar y edulcorantes artificiales aumentan la eliminación de calcio mediante la orina.

• Las propiedades diuréticas de la cafeína hacen efecto (tienes que ir al servicio). Éste es el momento en que expulsas el calcio, magnesio y zinc que debería ir dirigido a tus huesos, así como también sodio, electrolitos y agua.

• Mientras termina la fiesta dentro de tu organismo, termina el chute de edulcorantes y empiezas a notar la falta de azúcar, con lo que te pones irritable o depresivo. Ahora mismo has, literalmente, meado toda el agua que contenía la bebida, pero no sin antes acompañar la expulsión de valiosos nutrientes que tu cuerpo podría haber empleado para cosas como hidratarte o construir huesos y dientes más fuertes.

La pesadilla de los médicos y dietólogos (por no nombrar a los odontólogos) es cada vez más consumida en todos los hogares. Nos referimos, por supuesto, a las sodas y gaseosas y sus efectos sobre las dietas y la salud en general.

A todos nos ha pasado: ir al médico o a ver a un nutricionista, y que una de las cosas que más ataque de la forma en que nos alimentamos habitualmente sea el consumo de bebidas gaseosas, como las bebidas cola o refrescos en general.

Y también lo mismo nos suele pasar cuando visitamos a un dentista. Pareciese que todos los especialistas de la salud odian a las bebidas gaseosas y hacen grandes esfuerzos para ponernos en contra de ellas.

En realidad, para poner el párrafo anterior en un contexto un poco más real, decir que cuando consumimos bebidas gaseosas nos estamos alimentando es una gran falacia, debido a las características que hacen que estas bebidas tengan una utilidad prácticamente nula para el organismo, y sean, en realidad, bastante perjudiciales.

Por lo tanto, no debemos creer que estos ataques de parte de médicos de todas las especializaciones sean simplemente una manía sin demasiado asidero en los resultados. La verdad es que cuando un médico nos dice que le estamos haciendo daño a nuestro cuerpo, suele tener razón. Y este caso en particular no es la excepción.

También es cierto que parece que la sociedad los está empezando a derrotar, y ahora algunos médicos, resignados, aceptan que, si es inevitable que consumamos bebidas gaseosas, al menos consumamos aquellas de las variedades dietéticas, por tener estas un menor porcentaje de azúcar (edulcorante, en realidad) con lo cual se reduce en gran parte uno de los más perjudiciales lados de estas bebidas.

No es una solución ideal, pero ciertamente parece ser lo más extremo que muchos consumidores parecen estar dispuestos a aceptar. Porque las bebidas gaseosas parecen generar adicción.

Alto nivel de consumo


Las estadísticas a nivel mundial son alarmantes. Tomando el caso de los Estados Unidos (que es, sin lugar a dudas, el sitio de creación de estas bebidas y el mayor consumidor a nivel mundial de cualquier producto lleno de azúcar y burbujas) podemos ver que se calcula que aproximadamente una cuarta parte de las bebidas consumidas habitualmente por su población son bebidas gaseosas, especialmente bebidas cola.


No sólo eso, sino que las comparaciones realizadas con encuestas y estudios anteriores demuestran que los valores están en alza. Los norteamericanos cada vez consumen más bebidas de este tipo. Estamos hablando de una venta anual que ronda los 60 mil millones de litros.

Pero más allá de que los valores son mayores en este caso, siendo algo así como el caso extremo que podemos presentar, no por eso se debe pensar que la realidad es mucho mejor en el resto del mundo.

Lo cierto es que, si bien el consumo es menor, las cifras que se manejan (los porcentajes, se entiende) no son muy diferentes. A nivel mundial el consumo de bebidas gaseosas se incrementa constantemente y la venta por habitante es cada vez mayor.

Jóvenes consumidores

Probablemente lo más preocupante de esto no sean los valores y las cifras de consumo de las que se habla, sino otra estadística, la que nos marca cuales son las edades en que más se consume bebidas gaseosas.

Y estas estadísticas nos dicen que los mayores consumidores a nivel mundial de bebidas gaseosas son los niños y los jóvenes, y que lo son cada vez en una mayor proporción con respecto a los adultos.Por supuesto, esto no puede sorprender a nadie, ya que con solo observar un poco podemos darnos cuenta de una serie de hechos que muestran que es lógico que sea así.Para empezar, los chicos, cuanto más chicos (y más allá de algunas excepciones) más favorecen los sabores dulces y los productos altos en contenido de azucares. A medida que pasa el tiempo, esta tendencia se pierde y otros sabores aparecen como preferidos. Y las bebidas gaseosas son un monumento a la dulzura, con sabores que justamente agradan al paladar de los consumidores más jóvenes de los hogares.

Por otro lado, también es obvio que la publicidad de este tipo de bebidas no está dirigida a los adultos y mucho menos a aquellas personas de edad avanzada.Esto es tan obvio que muchas veces hemos escuchado a personas mayores quejarse de que les molesta el estilo que se utiliza, la forma en que la cámara se mueve o que, simplemente, no las entienden. Esto es por la utilización de códigos que comparten los jóvenes y no así la gente mayor.Por lo tanto, parece un tanto ingenuo pensar que sea casualidad que los mayores consumidores de bebidas gaseosas sean personas por debajo de los veinte años y aún menos.

Pero nadie parece pensar cuáles son los efectos de estas bebidas en estos jóvenes, que son seres humanos en edad de crecimiento.

Salud


Para decirlo claramente: los efectos sobre la salud no son buenos. Como diría, con mucho saber popular, cualquier mecánico: un líquido que puede ser usado para aflojar tuercas no puede ser bueno para el organismo.


Pero más allá de esto, lo que se ha demostrado ya, muy fehacientemente, es la relación entre el consumo indiscriminado y exagerado de bebidas gaseosas y la obesidad, especialmente la obesidad infantil. Esto es algo que ya no se puede discutir más, que está probado científicamente y a lo que deberíamos empezar a prestarle un poco más de atención.

Obesidad infantil y gaseosas

No se ha explicado totalmente cuál es la relación entre la obesidad infantil y la ingesta de gaseosas, pero ya no quedan dudas de que la relación existe y es un factor muy importante a tener en cuenta.

Hace años que se supone que el consumo de las gaseosas, que son muy ricas en azúcares y calorías, pero prácticamente no tienen ningún valor nutricional, tiene relación con la obesidad infantil.


Pero algunos estudios recientes realizados por grupos de Harvard han encontrado, a través de la observación de casos y grupos de estudio, gran cantidad de evidencias que confirman estas teorías. Es evidencia sólida y científica que lo demuestra.

El estudio del que estamos hablando se realizó con un grupo de niños de doce años y lo que demostró es que aquellos que consumían bebidas gaseosas en forma regular y constante tenían muchas más posibilidades de sufrir de obesidad infantil.

No sólo eso, sino que también probó que por cada porción adicional diaria que estos niños consumían aumentaba el riesgo de sufrir de este problema en una proporción del 60 por ciento. Por supuesto, en todos los casos se trataba de bebidas gaseosas con contenido de azúcar, no edulcorante.

Este estudio consistió en un trabajo de seguimiento de meses y meses (19, para ser exactos), lo cual le da mucha más credibilidad y hace que sus resultados puedan ser aceptados con mucha más confianza, que si se hubiese tratado de simplemente una prueba de un día y una encuesta para recolectar datos.

Daños a los dientes

Pero el riesgo de obesidad infantil no es el único al que se enfrentan aquellos que consumen grandes (y no tan grandes) cantidades de bebidas gaseosas durante su juventud o incluso durante la adultez.

El otro gran riesgo es la formación de caries y el deterioro de la salud dental en general. Este riesgo está aceptado inclusive por las mismas empresas que producen bebidas gaseosas, las cuales dicen que la formación de caries es el único problema que está probado que sus productos pueden generar.

Salud ósea

Pero hay aún más problemas físicos que pueden relacionarse con el consumo de bebidas gaseosas.
El efecto que se producirá en nuestros huesos, por causa de los agentes que introducimos en nuestro organismo a través de la ingesta de bebidas gaseosas, es un debilitamiento sustancial y una pérdida importante de la masa ósea.

¿A qué se debe esto? Principalmente a que el ingrediente activo en la mayor parte de las bebidas gaseosas es un ácido conocido como fosfórico, el cual actúa sobre el calcio de los huesos. Además, el pH de estas bebidas ronda los 2,8, un pH muy ácido.

Lo ideal, en general, es que nuestra dieta no sea muy ácida, sino que tienda a una cierta alcalinización (siendo esto lo opuesto de lo ácido). Por eso, la ingestión de una bebida gaseosa es un paso en la dirección exactamente opuesta y, como tal, un ataque a nuestra propia salud.
Por otro lado, antes decíamos que el ácido fosfórico actúa sobre nuestros huesos. Con esto queremos decir, en realidad, que el ácido fosfórico funciona como disolvente adecuado para obtener el calcio de los huesos, debilitándolos y decalcificándolos.

Por otro lado, es también un factor de colaboración importante para el aumento en el riesgo y en los problemas que trae la osteoporosis, una enfermedad que se caracteriza por la disminución del espesor y del número de las trabéculas óseas, lo cual se aprecia por medio de radiografías como una mayor transparencia de los huesos, y que en última instancia consiste en una severa disminución de la densidad mineral del hueso.

Los estudios que se han realizado, especialmente en animales, demuestran que la superabundancia de ácido fosfórico puede vaciar completamente de calcio a los huesos.

Y otros estudios realizados con grupos de jóvenes demuestran también que aquellos que consumen mayor cantidad de bebidas gaseosas tienen más posibilidades de sufrir fracturas y otras situaciones similares que aquellos que consumen menos. Lo cual se debe, sin lugar a ninguna duda, a la falta de calcio y la debilidad ósea que se genera por causas de estos agentes que ya hemos estado nombrando.

Por supuesto, las compañías de gaseosas niegan totalmente esto, más allá de las pruebas existentes. Y se basan en que los estudios se han realizado sobre ratas, las cuales, por supuesto, son distintas a los seres humanos y los efectos que los productos tienen sobre ellas también son distintos. Esto es cierto, pero solo hay que ver las características propias del fósforo para comprender que es muy probable que no estén tan lejos de la verdad los que afirman que el riesgo de lesión ósea por causa de las bebidas gaseosas es cierto y debe ser tenido en cuenta, especialmente en los años de la niñez, durante los cuales se forma la estructura ósea.

Más allá de esto, las pruebas realizadas en las ratas son categóricas y no pueden ser discutidas de ninguna forma.

El fósforo

El fósforo puede encontrarse en forma natural en algunos alimentos (como el pescado, por ejemplo) pero es más común que cuando aparece en algo que consumimos sea porque ha sido utilizado como aditivo en un alimento elaborado, no natural. Más allá de que aún hay discusiones al respecto entre aquellos que se dedican a estudiarlo, lo cierto es que se supone que ayuda a la pérdida de calcio de los huesos, por ser el "solvente" más adecuado para el mismo. Actúa de la forma que comentamos anteriormente.

Por supuesto, la pérdida de calcio en los huesos genera que estos se debiliten, volviéndose mucho más quebradizos. Cuanto menos calcio tienen los huesos disponibles, más porosos se vuelven, lo cual redunda, por supuesto, en que también sean mucho más quebradizos.
En la actualidad se piensa que aun una o dos latas de gaseosa por día durante la conformación de la estructura ósea puede tener efectos muy indeseados cuando el sujeto llega a la adultez. El daño que se hace, además, durante este periodo no puede luego subsanarse.
Por supuesto, esto no quiere decir que los adultos estén a salvo. Para ellos también puede ser dañino el consumo de bebidas gaseosas en forma indiscriminada. Simplemente no son el grupo que se encuentra en mayor peligro de sufrir daños por causa de ellas.

Cuando los años pasan


Con esta información que tenemos, entonces, solo nos queda cuestionarnos qué efectos puede tener nuestra forma de alimentarnos y, en especial, la forma en que alimentamos a nuestros hijos, en nuestro futuro.


Parece ser que para aquellos que pasan todo el día tomando bebidas gaseosas un futuro de obesidad, huesos rotos y osteoporosis es prácticamente inevitable. Deberíamos analizar esto y actuar en consecuencia, especialmente protegiendo a nuestros hijos, ya que probablemente no lo harán por sí mismos.

Este riesgo está aceptado inclusive por las mismas empresas que producen bebidas gaseosas. Los estudios que se han realizado demuestran que la superabundancia de ácido fosfórico puede vaciar completamente de calcio a los huesos
Al 60% de los chicos le gustaría que fueran las mujeres quienes tomaran la iniciativa (encuesta de AXE).

Respecto al método de conquista, el 43% cree que la conversación es el más efectivo, aunque el chat (10%) y el SMS (8%) comienzan a hacerse valer entre los jóvenes.

Vientre plano eliminar la grasa


Cómo eliminar la grasa para conseguir el objetivo son necesarios unos hábitos de vida adecuados, es decir: cuidar la alimentación, realizar ejercicio y emplear los cosméticos precisos. en el terreno alimenticio hay que señalar que una dieta pobre en grasas y rica en frutas y verduras es el mejor seguro de vida y de belleza. a la hora de conquistar el ansiado vientre plano es preciso reducir la ingesta de azúcares, grasas, frituras, salsas, alcohol, bebidas gaseosas y embutidos y optar por alimentos ricos en fibra que favorecen la digestión, limpieza y depuración. en ocasiones cuando eliminamos la grasa corporal que sobra en alguna zona como es el vientre, en este caso la piel se queda flácida, para evitarlo conviene realizar ejercicios aeróbicos e incluir proteínas en la dieta, ya que estas conservan el tono muscular. Las más recomendables son las que contienen las carnes magras, sin grasa, las aves, el pescado, los huevos y los lácteos. 


Sin olvidar las legumbres que tienen un alto contenido en proteínas, vitaminas, minerales y fibra, sacian el apetito, regulan el tránsito intestinal y embellecen la piel. Entre las causas que también provocan la inflamación del abdomen se encuentra el estreñimiento. Para tratarlo y prevenirlo conviene consumir alimentos ricos en fibra: cereales integrales, legumbres y leguminosas, frutas y verduras, evitando el pan blanco, la fruta poco madura, los alimentos en conserva y las verduras de fibras largas -endibias, espinacas, el hinojo o el apio- ya que éstas retrasan el tránsito intestinal.

En ocasiones el aumento abdominal viene ocasionado porque no comemos bien, y no nos referimos a la calidad de los alimentos sino a la forma de ingerirlos lo que provoca malas digestiones y acumulación de gases. a la hora de comer es fundamental hacerlo sentado, tranquilamente, masticando correctamente cada bocado, sin beber demasiado líquido durante la comida, evitando los alimentos muy frios o muy calientes así como las bebidas gaseosas o los alimentos flatulentos.

Además, estudios de entrenadores personales en el desarrollo de la musculatura abdominal revelan que el hecho de permanecer tumbado o sentado después de las comidas favorece la aparición de tripa a pesar de que se realicen abdominales de forma continuada. Por tanto recomiendan andar o estar de pie durante unos quince minutos después de las comidas.

A pesar de que mucha gente cree que los abdominales son el único ejercicio que permite mantener la tripa en buen estado existen otros menos “sacrificados” que pueden llegar a ser igual de efectivos: nadar, correr, hacer remo, subir o bajar escaleras, patinar o montar en bicicleta junto con ejercicios de estiramiento y tonificación consiguen reafirmar y endurecer esta conflictiva zona. Pero vayamos por partes. Para disminuir el porcentaje de grasa, que es lo primero que hay que lograr, están indicados los llamados deportes aeróbicos como son el patinaje, el remo, el ciclismo, el footing, Pero para que sean realmente efectivos deben practicarse al menos tres días por semana durante media hora cada día. 

En cuanto a la mejoría del tono muscular no queda otro remedio que recurrir a los ejercicios puros y duros de abdominales combinados con actividades que nos hacen estar pendientes de la postura, y concretamente de la postura del abdominal. Entre estas actividades destacan el Pilates, la danza clásica y la esgrima que también tiene un componente importante sobre el control del tronco.

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